Elizabeth esta enigmática chica de mirada profunda, que al caminar pasa luciendo su real majestad y hace que todos se detengan a tan solo mirarla; desde muy pequeña ha tenido que trabajar y estudiar porque a la edad de 7 años sus padres fallecieron, ha crecido convirtiéndose en una luchadora siempre la mejor, primera en la clase, mejores notas, primera en los concursos, con inteligencia envidiable; desde entonces su objetivo es graduarse y salir adelante de manera honrada, ya que por su belleza exótica, por esa mirada que hipnotiza han tratado de ofrecerle ayuda a cambio de su cuerpo; ella con la suficiente belleza para tener a cualquier hombre adinerado a sus pies que cambie su situación económica ha preferido conseguir todo con su propio esfuerzo quedando ante los ojos de muchos como altanera y orgullosa.
Se preparan para dar la bienvenida a los nuevos estudiantes, Elizabeth está fascinada con su nueva casa de estudio. Comienza el recorrido por las instalaciones del campus, enormes columnas blancas en cada facultad, grandes ventanas con impresionantes mosaicos, los jardines llenos de árboles, banquillos y fuentes, grupos de estudiantes sobre la grama, canchas de tenis, vóleibol, y un espacioso campo de futbol americano.
Todo parece ser perfecto, los ojos de Elizabeth no dejan de admirar tanta perfección, sus ojos brillan como dos enormes luceros, es como estar soñando.
El recorrido está culminando, los delegados se forman para escoltar a los estudiantes los cuales compartirán habitación en grupos de tres, el coordinador comienza a hacer el llamado, todos prestan atención para escucha los nombres:
-Albert Viciconte, Roy Viciconte y Jackson Justiniani pertenecen a la Casa Strauss Habitación 201.
-Christopher Bachelet, Arthur Brown y Tomás Smith Casa Reeve Habitación 115.
- Celena Davies, Amaranta Johnson y Nicole Taylor Casa Unter Habitación 99.
- Sienna O'Neill, Allegra Allen y Geraldine Barker Casa Unter Habitación 100.
Continuaban asignando dormitorios, Elizabeth solo pensaba cuando llegaría su turno estaba agotada, tan solo quería tomar una ducha y dormir. Aún nombraban estudiantes, solo se podía escuchar la voz del coordinador haciendo el llamado Francis Duff, Alice Harper, cuando de repente se escuchó Elizabeth Campbell, Casa Neumann Habitación 77, suspiro y se unió a sus nuevas compañeras.
Se reanudó la marcha, las chicas ya se dirigían a su casa, conversaban y se reían, la distracción era total, cuando de pronto Elizabeth sintió que algo la embistió. Su bolso cayó al suelo junto a unas libretas las cuales no le pertenecían, ella se inclinó, levanto su bolso y tomo las libretas para entregarlas a su dueño amablemente, ya que por distraída no se fijó por donde iba.
Alzando la mirada para regresar las libretas y disculparse, vio que se trataba de un chico alto, de cuerpo atlético y unos maravillosos ojos azules como el cielo, sus miradas se entrelazaron, Elizabeth quedo enmudecida, no podía apartar su mirada de esos ojos azules. Ese chico al que Elizabeth no dejaba de impactar con el azul de sus ojos era nada más que David Harper, hijo de un acaudalado magnate de la ciudad de Cherchill. Quien perdió a su madre cuando cumplió 12 años, quedando solo con su padre y una prima a quien se la habían dado en adopción a su familia unos parientes antes de morir. Un chico acostumbrado a tenerlo todo y nada a la vez.
David solo podía pensar:
«De dónde abra salido esa chica tan torpe, no se puede negar que es hermosa, pero indiscutiblemente torpe» - cuando por fin Elizabeth logro pronunciar palabras le dijo:
- Aquí tienes tus libros, disculpa, siento haberte tropezado.
David, ese chico que nada lo inmutaba, que hacía que cualquiera temblara a su lado - ese chico envidiado por algunos y deseado por muchas - el chico popular estaba en una situación donde todas las miradas se centraban en él; mientras que él no podía apartar su mirada de Elizabeth.
David contestó de manera déspota y maleducada; mientras se cuestionaba lo que le pasaba con esa torpe mujer - Porque eres tan torpe la Universidad de Cherchill no se hizo para torpes y perdedores, aquí solo estamos los mejores, la próxima vez fíjate por donde caminas aunque no creo allá próxima vez.
Todos los que seguían a David reían y miraban a Elizabeth como un bicho raro, especialmente Amaranta Anzillioni, quien por tener un compromiso arreglado con David se consideraba su sombra, acostumbrada a hacerle la vida un infierno al que se atraviese en su camino.
Elizabeth estaba roja, su cara se veía como que si iba a explotar, cuando ya se disponía a responder los insultos lanzados por David escucho una voz que le dijo - Vamos Elizabeth, no les hagas caso, hemos tenido un largo y maravilloso día no permitas que te lo arruinen- dijo Francis Duff.
Francis, una chica proveniente del sur de Francia; de gran inteligencia, adinerada, enamoradiza y un tanto alocada, pero con gran respeto por la amistad.
- Francis tiene razón Elizabeth- acoto Alice, prima hermana de David y compañera de habitación de Elizabeth.
Alice fue dada en adopción a los padres de David cuando solo tenía siete meses, ambos se han criado como hermanos y se tienen mucho cariño, aunque no comparte la forma de comportarse de David -Alice es generosa, soñadora, introvertida e insegura todo lo opuesto a su querido Primo.
- Tienen razón, chicas, no dejaré que este momento tan insignificante arruine mi día, pero pueden estar seguras de que no permitiré una nueva humillación; en esta selva de cemento sobrevive el más fuerte y esa soy yo-dijo Elizabeth.
- Eso es verdad Elizabeth, no podemos dejar que todos pretendan limpiar el piso con nosotras; aunque no vas a negar que el muy engreído está superguapo y esas miradas que se dieron fueron de impacto -dijo Francis de forma pícara y certera.
- Hay por favor Francis, ese es un pobre idiota y disculpa que lo diga Alice porque es tu primo, pero es la verdad, ni siquiera me fije en su cara - respondió Elizabeth.
Las tres chicas ya en la habitación comenzaron a desempacar y a ordenar sus pertenencias mientras platicaban de la familia, los amigos y todo lo que habían dejado atrás. Después de tanto arreglar cada una tomo una ducha para irse a dormir para descansar y asistir al primer día de clase.