/0/10727/coverbig.jpg?v=638656c043d77123e3e557652dc9a844)
-Ayla... –pronunció mi nombre lentamente como saboreando cada letra mientras pensaba que responderme. -Por favor, Jeff –le suplique acercándome a él– Hablemos tranquilamente, hay que solucionar todos nuestros problemas, por favor, dame una oportunidad para demostrarte que lo nuestro puede funcionar, ya lo hemos hecho antes así que podemos hacerlo ahora, no puedes rendirte, no después de todo lo que hemos pasado juntos. Estaba acaparando su atención, pero cuando yo daba un paso él retrocedía otro, sería imposible acortar la distancia que nos separaba, esa distancia que se interpone entre nosotros. -No puedo hacerlo, Ayla –me contestó negando con la cabeza al tiempo que se detenía y yo me acercaba para tratar de tocarlo. - ¿Por qué no puedes? Sabes que lo que tenemos es único, nadie podrá darte lo que yo te he dado y nadie me dará lo que tú me has dado, somos el uno para el otro... –no quería revivir en mi mente algunos detalles, pero si no lo hacía todo lo que habíamos creado terminaría justo en este momento– sé que lo que pasó hace un rato nos ha afectado demasiado a ambos, pero tienes que darme una oportunidad, dame solo una oportunidad y si no funciona desapareceré de tu vida. -Ahora estoy con alguien más –me dijo en un tono frío que me causo escalofrío y un dolor en mi pecho, se sentía como si hubieran enterrado un cuchillo en mi corazón. La lluvia caía aún con más intensidad, me estaba congelando, mi cuerpo entero temblaba y Jeff solo miraba al suelo como si estuviera esperando a que me fuera. -No dejes que lo que pasó arruine lo que tenemos –le dije mientras casi llegaba a donde él se encontraba, solo nos separaba unos pasos de distancia– Jeff yo... Yo te amo. Habíamos prometido desde un principio que la frase "Te amo" estaba prohibida en nuestro trato, eso significaba que estábamos enamorados, o al menos yo lo estaba. -Pero si no tenemos nada, nunca tuvimos nada... –se dio media vuelta y siguió caminando.
Está cayendo una lluvia torrencial, es de noche, el momento donde suelen ocurrir las peores tragedias, me encuentro empapándome afuera del bloque de departamentos de Jeff, estoy llorando desconsoladamente, pero la lluvia puede disimularlo, aunque no puedo decir lo mismo de mi voz entrecortada combinada con el temblor de mi cuerpo por el frío de tener la ropa mojada en una noche tan fría.
Paso entre las rejas tratando de ser lo más discreta posible ya que el oficial de seguridad que cuida los edificios me tiene prohibida la entrada, con el ruido de la lluvia no se dará cuenta que alguien está entrando a escondidas.
Lo observo a la distancia tras los arbustos, veo que está sentado viendo el televisor y tomando un café resguardado en la cabina de seguridad.
Me tranquilizo y salgo de mi escondite caminando rápido en dirección al edificio 4 en donde se encuentra el departamento de Jeff.
Continúo caminando hasta llegar al edificio 3, me detengo cuando veo a la distancia una silueta, no puedo identificar de quien es, se ve borrosa porque la lluvia me cae en la cara obstruyéndome la vista por lo que no puedo ver con claridad.
Aunque claro que podía reconocer ese cuerpo a la distancia, lo conocía bastante bien de vista y tacto.
Jeff se estaba encaminando hacia su departamento a paso lento sumamente despreocupado teniendo en cuenta que estaba lloviendo con gran intensidad.
- ¡No puedes irte como si nada hubiera pasado! –le grité enfurecida a su espalda.
Se dio la vuelta lentamente, tardo unos cuántos segundos en reaccionar, pero yo sentí que fueron minutos en mi mente, segundos que dolían al recordar la última vez que lo había visto.
-Deberías irte a casa, Ayla –me respondió Jeff con un tono enfurecido mientras me fulminaba con la mirada.
- ¡No iré a ningún lado hasta que me aclares que es lo que tenemos! –sé que estaba gritando como desesperada en medio de la noche, pero no podía perderlo de nuevo, bajo esa lluvia torrencial nadie más podía escucharnos.
Solo se me quedó viendo con la mirada congelada, su rostro no reflejaba sentimiento alguno, no tenía ninguna expresión, sabía que en ese momento iba a decir algo que iba a herirme más de lo que ya lo había hecho, era algo que le encantaba hacer últimamente.
-Ayla... –pronunció mi nombre lentamente como saboreando cada letra mientras pensaba que responderme.
-Por favor, Jeff –le suplique acercándome a él– Hablemos tranquilamente, hay que solucionar todos nuestros problemas, por favor, dame una oportunidad para demostrarte que lo nuestro puede funcionar, ya lo hemos hecho antes así que podemos hacerlo ahora, no puedes rendirte, no después de todo lo que hemos pasado juntos.
Estaba acaparando su atención, pero cuando yo daba un paso él retrocedía otro, sería imposible acortar la distancia que nos separaba, esa distancia que se interpone entre nosotros.
-No puedo hacerlo, Ayla –me contestó negando con la cabeza al tiempo que se detenía y yo me acercaba para tratar de tocarlo.
- ¿Por qué no puedes? Sabes que lo que tenemos es único, nadie podrá darte lo que yo te he dado y nadie me dará lo que tú me has dado, somos el uno para el otro... –no quería revivir en mi mente algunos detalles, pero si no lo hacía todo lo que habíamos creado terminaría justo en este momento– sé que lo que pasó hace un rato nos ha afectado demasiado a ambos, pero tienes que darme una oportunidad, dame solo una oportunidad y si no funciona desapareceré de tu vida.
-Ahora estoy con alguien más –me dijo en un tono frío que me causo escalofrío y un dolor en mi pecho, se sentía como si hubieran enterrado un cuchillo en mi corazón.
La lluvia caía aún con más intensidad, me estaba congelando, mi cuerpo entero temblaba y Jeff solo miraba al suelo como si estuviera esperando a que me fuera.
-No dejes que lo que pasó arruine lo que tenemos –le dije mientras casi llegaba a donde él se encontraba, solo nos separaba unos pasos de distancia– Jeff yo... Yo te amo.
Habíamos prometido desde un principio que la frase "Te amo" estaba prohibida en nuestro trato, eso significaba que estábamos enamorados, o al menos yo lo estaba.
-Pero si no tenemos nada, nunca tuvimos nada... –se dio media vuelta y siguió caminando.
Corrí hacia él para tomar su mano, al hacerlo, Jeff volteó a verme y se soltó de mi lastimero agarre.
-Ayla, estoy teniendo una relación seria con alguien, no puedo estar contigo, ya no más –me dijo Jeff mirándome directamente a los ojos para demostrarme que estaba hablando enserio.
Sentí un gran vacío en mi pecho al romperse mi corazón, ni siquiera abrazarme con mucha fuerza podrá llenar ese vacío, caí de rodillas al piso sollozando como nunca lo había hecho en mi vida, lo observé subiendo las escaleras y entrando a su departamento como si nada hubiera pasado.
Inclusive pude escuchar como cerraba la puerta con fuerza para darme a entender que no siguiera molestándolo. No puedo entender en que momento todo lo que teníamos se rompió. Un día estábamos disfrutando una maravillosa aventura que no podré olvidar, aunque quisiera y al siguiente día él simplemente no quiere saber nada de mí.
¿Acaso yo había tenido la culpa? ¿Acaso él fingió en todo momento? No logro comprender en que momento todo se destruyó. No sé si mis palabras o mis acciones lo alejaron, cuando fui a buscarlo en la universidad, ya era muy tarde para nosotros. Lo que vi me rompió por completo, pero no quise creerlo, pensé que mi mente me había hecho una mala jugada.
Jeff solo me vio a lo lejos como si lo que habíamos tenido en un pasado no tuviera importancia, ¿Quién había cometido más errores? ¿Jeff o yo? ¿Cuántas veces nos hemos lastimado, gritado, azotado puertas en la cara? ¿Quién saldría más dañado de los dos? ¿Esto era bueno desde el principio o solo nos engañábamos creyendo que lo era?
¿Alguna vez hubo un nosotros?
Ahora no sé qué responder a todas esas preguntas.
Sólo había un hombre en el corazón de Raegan: Mitchel. Tras dos años de matrimonio quedó embarazada. Raegan se sintió muy feliz. Pero antes de que ella pudiera darle la noticia, él solicitó el divorcio porque quería casarse con su primer amor. Más tarde, Raegan tuvo un accidente y, tumbada en un charco de su propia sangre, le pidió ayuda a Mitchel. Sin embargo, se fue con su primer amor en brazos. Afortunadamente, Raegan escapó por poco de la muerte y decidió retomar su vida. Años después, se hizo famosa en casi todo el mundo. Después del divorcio, Mitchel se sintió muy incómodo. Por alguna razón, empezó a extrañarla. Le dolió el corazón cuando la vio sonreírle a otro hombre. En la ceremonia de su boda, él irrumpió y se arrodilló. Con los ojos rojos, preguntó: "¿No dijiste que tu amor por mí era inquebrantable? ¿Por qué te casas con otro hombre? ¡Vuelve a mí!".
Corinne dedicó tres años de su vida a su novio, pero todo fue en vano. Él no la veía más que como una pueblerina y la dejó sola en la boda para estar con su verdadero amor. Tras ser despechada, Corinne recuperó su identidad como nieta del hombre más rico de la ciudad, heredó una fortuna de mil millones de dólares y acabó llegando a lo más alto. Pero su éxito atrajo la envidia de los demás, y la gente trató constantemente de hundirla. El Sr. Hopkins, famoso por su crueldad, la animaba mientras ella se enfrentaba uno a uno a esos alborotadores. "¡Así se hace, cariño!".
Acusada de asesinato, la madre de Sylvia Todd fue considerada una traidora por toda la manada, condenando a Sylvia a vivir el resto de su vida sola y humillada como una humilde esclava. Lo único que quería la chica era demostrar la inocencia de su madre de alguna manera, pero el destino nunca parecía estar de su lado. A pesar de todo, Sylvia nunca perdió la esperanza. Como el futuro rey licántropo de todos los hombres lobo, Rufus Duncan poseía un gran poder y estatus, pero tenía una inexplicable reputación de ser cruel, sanguinario y despiadado. Sin que todo el mundo lo supiera, había sido maldecido hacía mucho tiempo y se veía obligado a transformarse en un monstruo asesino cada luna llena. Aunque el destino no siempre favorecía a los dos, unió a Sylvia y Rufus como pareja predestinada. ¿Se hará justicia para la madre de Sylvia? ¿Podrán ella y Rufus desafiar todas las normas sociales y permanecer juntos? ¿Tendrán estas dos almas desafortunadas un final feliz?
Elena, antes una heredera mimada, lo perdió todo de repente cuando la verdadera hija le tendió una trampa; su prometido la ridiculizó y sus padres adoptivos la echaron. Todos querían verla caer, pero ella desveló su verdadera identidad: heredera de una inmensa fortuna, famosa hacker, top diseñadora de joyas, autora secreta y doctora talentosa. Horrorizados por su glorioso regreso, sus padres adoptivos le exigieron la mitad de su nueva fortuna. Elena denunció su crueldad y se negó. Su ex le suplicó una segunda oportunidad, pero ella se burló: "¿Crees que te lo mereces?". Entonces, un poderoso magnate le propuso amablemente: "¿Puedes casarte conmigo?".
Durante tres años, Jessica soportó un matrimonio sin amor mientras su marido fingía impotencia. Sus mentiras se desvelaron cuando apareció una amante embarazada. Tras seis meses recopilando pruebas en secreto, Jessica se deshizo de él y construyó su propio imperio multimillonario. Tras el divorcio, se transformó en una figura irresistible, atrayendo admiradores. Un día, al salir de su oficina, se encontró con Kevan, el hermano de su exesposo. Él intervino, enfrentándose a ella: "¿Acaso era solo una herramienta para ti?". Los labios de Jessica se curvaron en una sonrisa tranquila mientras respondía: "¿Cuánta compensación quieres?". La voz de Kevan se suavizó. "Todo lo que quiero eres tú".
Mateo Lester, un magnate de 47 años, es un hombre implacable en los negocios y exigente en su entorno. Durante un viaje a Brasil, vive un efímero romance con una mujer. Josabet, una joven aeromoza de 30 años. se traslada a Nueva York al ser contratada por una empresa para un puesto en las aerolíneas de la empresa Lester. Cuando Josabet es presentada ante Mateo como la nueva aeromoza de su jet privado. Ambos se reconocen de inmediato, pero Josabet fingir no hacerlo y todo por un secreto que oculta. Todo cambia en la celebración del aniversario de la empresa, donde Josabet decide llevar a su hijo, dispuesta a enfrentar las consecuencias. La abuela de Mateo, al verlo, queda impactada por su increíble parecido con los difuntos padres de Mateo. La duda queda sembrada y, a partir de ese momento, Mateo comienza a investigar el pasado de Josabet, descubriendo secretos que podrían cambiar su vida para siempre. Sin embargo, una amenaza inesperada surge cuando Natalie, la exnovia de Mateo, una mujer manipuladora y obsesionada con él, descubre la existencia de josabet y su hijo. Consumida por los celos, decide hacerles la vida imposible, dispuesta a cualquier cosa para sacarlos de su camino.