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Historia

Capítulo 2 El mercado

Palabras:3087    |    Actualizado en: 27/03/2023

isé una camioneta negra 4x4 en la entrada. Un hombre no muy alto, con camisa floreada, bermudas y una escopeta era el último

vanzando. Cuando mis ojos la encontraron, por su vestido floreado, no dudé ni medio segundo en caminar hasta ella. Estaba asustada, al i

es en ambos brazos, le sonrió con malicia. Era Charly Morrison. Ella rápidamente dió la vuelta en dirección contraria. Agradecí internamente por eso y no dudé en levantarla de inmediato cuand

s estúpido que se me podía ocurrir

la esquina y doblé, era un callejón con viejos departamentos. Y por donde había dejado mi auto cerca. Desaceleré mi paso, aflojé mi agarre dándome cuenta de que la había estado apretando un poco

unté, aún me sentía

tartamudeó y luego

a y miró su alrededor frunciendo el ceño. Estaba nerviosa y trat

l mes que entran delincuentes al mercado -le com

dijo sorprend

bía venido al mercado estos días. Pasé una ma

no roban nada. Al pa

. Me estaba estudiando, luego vol

-colocó un poco de cabel

unté esperando que

La calle siguiente del mercado

ver, quizás siguen eso

o aquí -dijo y acomodó

la situación anterior realmente, s

anzo a tu casa, lu

o estaba preguntando. Sea como sea yo iba a lleva

extraños -dijo par

lanca, tenía las mejillas un poco rosadas, sus ojos eran de color miel y sus labios, por más apretados

yo sí llev

totalmente seguro que me iba a seguir, pues yo tenía sus bolsas, pero aún así miré sobre mi h

la puerta de atrás, dejando sus bolsas en el asiento. Cuando la cerré, ella estaba ahí parada

e voy a ha

y traté de no r

ada. Ya habría hecho muchas cosas contigo -sue

-preguntó, pero por su tono no estoy s

e encogí de ho

pretar su boca, esta vez tratando de no sonreír por la vergüenza. Desv

tención de nuevo y volv

pondió con

. En cuanto se acomodó, le cerré la puerta. Di la v

amos? -pregunté com

rada silenciosa sobre mi, de nuevo me estaba estudiando. Cuando se

hora no estaba muy seguro de eso. A veces me miraba de reojo, y otras por la ventana. Soltó varios suspiros, como si el recorrido a su casa fuera interminable. Y por

o la dirección, pero no había dicho cual casa exactamente. Bajé automáticamen

bolsas? -pregunté l

sentir el perfume de su cabello, y dió un

ésta era mi casa

a -respondí, miré s

la retrocedió. Arrugó su f

-preguntó c

ng

egunta y respon

distraerla. Abrí la puerta de atrás y tomé las bolsas. Lueg

ó la vista hacia sus bolsas en

ecirle? ¿Conozco tu casa hace meses? ¿Te estoy sigu

eberías ayudar a

eño, mirándo

s lo que

? -pregunté, tratando de

stro curioso y su nerviosism

extraños -dijo antes de darse la vuelta

ella cuando se puso

ue yo sí

é? -cuesti

ré cuando ab

. Y a su dueña. Hacia la izquierda de la entrada estaba la sala, tenía una juego de sillones de tres piezas, una pequeña mesa en medio y un televisor en frente. Las paredes eran de

e las

ladrarme eufórico. En todo el tiempo que los había visto

con autoridad y él s

bía detenido a semejante perro con solo dos palabras. Aunque él seguía mirándome enojado y con desconfianza.

su trabajo de no permitir e

n la cocina. Puse sus bolsas de compras en la mesada, sin dejar de ver como manejaba a su mascota. Una vez él fu

lo que se venía- No r

a- ¿Le pusieron Román p

nático del fútbol -re

n tanta facilidad. Ella estaba a punto de rec

rápidamente supe que er

de sus llaves caer en

sin quitar sus ojos de mí,

e no, esto iba

nto me vió ahí parado- Nachos.

ana. Sí amigo, estaba dentro de tu casa, tenía ganas

co -respo

ro, abrió la heladera y comenzó a

untó Damián como si

ensado en mentir sobre mi identidad con ella. De to

-dije y est

o la liberó. Podía ver su rostro enojado tod

soltó Sara volteándo

se llama igual

lo

ojos estudiaban cada centímetro de mi rostro buscando signos d

nático del fútbol -dije lo

ó con su trabajo de meter las cosas en la heladera. Me

quedarte a

su hermana presente con nosotros. De otra forma, esta situación no estaría

tengo

acompaño -res

me seguía dando la espalda, haciendo sus cosas como si yo no existiera. Al parecer no tenía pensado da

-murmuró él abr

ije antes de salir y sin

no tenía que aparecer en mi trabajo por suerte. Aunque mi casa tampoco era el mejor lugar para estar que digamos. Lo único bueno de ahí er

Aunque, pensándolo bien, ni Damián ni Sara tenían contacto con su padre. Hacía mucho que llevaba averiguando sobre ellos, y vivían solo ellos dos en esa casa. Sus padres se habían s

ubí al cuarto de mi hermana tampoco estaba. Seguramente su madre la habría llevado por ahí. Era raro,

yo no hubiera llegado a tiempo al mercado, ellos ya tendrían a Sara. ¿Para quienes trabajaban? Aún n

que me había sacado y le marqué

erigües los expedie

ien

rri

e encontré con que ellas ya habían regresado. Olivia, mi hermana, estaba s

é despacio

luego sonrió levemente s

é y se encogió ligeramente de h

mucho de la casa. Al contrario de mi. Pero tratamos de que no sie

la saludé y

quedas a

de mi hermana, pero no la mía. Se había juntado con mi padre tiempo después de que mi madre muriera,

N

ra algo más, porque estaba seguro que lo haría. Subí a

o, al lado de una ventana. No estaba muy lejos de su casa, pensé. Podría darme una vuelta. A

culos y fotos. Charly Morrison, era el mismo hombre del mercado, con varios delitos cometidos

prisión domiciliaria

a retira de denuncia de su novia Amanda Soler, el conocido delincuente Charly Morri

zado a esa chica para

o -dijo la chica que me hab

Luego de entrar, lo abrí un poco y le di una buena mordida. Tenía mucha ham

pensarlo, ya estaba detenido en la esquina antes de su casa. Había un auto célica fuera de ella. Como suponía, era el de su ami

n lado no solo estaba curioso de sus movimientos, sino que aún seguía algo preocupado por lo que había ocu

e seguido al cine. Me detuve en el estacionamiento un

es Grace

ue estaba casada con George Tyree, el padre de Damián y Sara. Nunca solía vérselo a él ac

a en el mercado de la ciud

.

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