orriendo cuando vi como se acercaba a besarme, pero toda mi emoción se fue por el retre
e hizo los mismos gesto que cuando ella se presenta la primera v
mpleto mi presencia. Armando la mira enojado,
con un total desagrado. Ella me
-su pregunta esta llena de insinuaciones po
a caminar conmigo siguiendo sus pasos. Sus hombros están tenso y aprieta con fu
rmando se detiene tan abruptamente
? -pregunta aún d
s veloz se acerca a ella tomándola del brazo y saliendo con ella
ebí negarme, pero por hacerle caso a Maritza, aquí estoy sola y como una idiota. Tomo una copa de la bandeja qu
se acerca con una bandeja con 5 copas en ella. Tomo dos y me la tomo
de vino? -le pregunto al ve
das. Unas bailan, otras están charlando mientras se toman una copa de vino, y yo, yo aquí como
e. Tomo una copa de la que había vaciado, la lleno, me la tomo de un sorbo y
unta preocupado al ver la fo
a, la coloca en la bandeja y se marcha no sin ante darme una mirada de reproche. ¿Este quién se cree para mirarme así? Hago un gest
ciendo? -pregunta se
pondo mientras tomo unos t
bien -dice intentando quitarme la botella. Un
ar mi enojo -le confieso
porqu
lamo riendo a carcajada- Se fue c
cuchicheaban uno con otros. Y esto en vez de darme vergüenza solo hizo que riera a carcajadas. Me tomo varios sorbos más y me levanto eufórica al escuchar la
s que tengo encima me facilitan la tarea. Comienzo a brincar, a reír y a cantar a la par del artista, mientras uso la botella como mi
en voz alta. Una figura se me para al frente y mirarle l
do, sus ojos lucen apagado y
ra tan borracha podría decir que su semb
Quieres? -le pregunto levantando la botella. Él mueve la cabeza en negación y
algo al oído, Armando afirma con
ca a mí y me ex
en medio de la pista y me pongo a bailar nuevamente. Él se acerca y me toma
dejarme t
-dice y al escucharlo siento como una
amo y puedo ir varias exclamaciones de sorpresa y es entonces cuando m
rmar algún show por algo que no es de tu incumbencia? -sus palabras se clavan como puñal en mi pecho y caigo en cuenta, de que él tiene razón. No es de mi incumbencia si se va o no con otra y tamp
stá estacionado frente a el. Y el valet parking le entrega las llaves, me ayuda a acomodarme el asiento del copiloto, me ayuda a colocarme el cinturón, ya
zco en silencio aunque mi mente empieza a reprocha
semblante luce preocupado y tomando
o, yo l
hablar- No digas nada, no te atrevas -me en
bre la puerta y camina hasta el ascensor, ingresa aún conmigo en brazo y marca el número de mi pieza. Me deja de pies en una esquina del ascensor, me sostengo de la pa
regunta al estar f
levé ninguna llave conmigo y una soñolienta y desaliña
e digo. Se da la vuelta y me mira, en sus ojos no hay nada, no esta ese brillo que siempre veía en