contrario, nunca había visto a alguien trabajar con tanta visión, pero sentía una necesidad abrumadora de sentirla cerca, de hacerla enojar, de ver la manera en
rompiera el corazón al verla decepcionada la mayor parte del tiempo. He sabido de sobra que me odia y me detesta y no es para menos porque es lo que le he
l es con sus virtudes y defectos. Es alguien sensacional y eso es lo que me atrae de ella, pero lastimosamente por más que
ercarme a ella y dejar que el destino hable, pero instantáneamente haga eso, su vida peligraría y nunca podría poner
enos invitarla a ella, pero cuando escuché a uno de los empeñados comentar algo sobre, que uno de los ejecutivos le pediría ir, los celos no se h
esta noche. Esta es la primera y la única oportunidad que voy a tener de tenerla tan cerca toda la noche, donde podré llevarla
cial, lucen solitarias y triste, tal como luce mi vida. Contemplo con me
uí, me diría que deje de ser un cobarde y que vaya por la mujer que quiero. También me golpearía al ente
a y mi respiración se detiene al observar a Adriana enfundada en un e
pecho y las manos me empiezan a sudar. Mientras más se acerca, más puedo deta
rticular palabras. Mis ojos se pierden en los suyos y
-expreso sin si
de con una leve
de decepción cubren sus ojos, pero tan pronto aparece así mismo se desvanece. Incapaz de seguir soportando aquello, abro la puerta del copiloto y la invito a entrar, le indico que se ponga el cinturó
r mis estupideces y romper el hielo. Abro la boca para decir algo, pero una de sus manos en alto me detiene. C
es mejor que te quede callo -me amenaza hacie
digo son estup
ha dejado en evide
r algo -decido llevarle la corr
actitud que te carga. ¿Por
sé -le
n lo sab
sé, A
cosa que no sea, no
edecible y no quiero que empecemos una dis
de que siempre nos p
tengo. Soy un a
lo si, un
e brazo. Aparco el auto frente al hotel y me desmonto. Voy al lado del copiloto, abro la puerta y le brindo la mano para ayudarla a bajar
i lado y su mano se aprieta contra mi brazo. Haciendo un acto de atrevimiento la pego un poco más a m
Solo relájate -ella afirma con la cabeza, pero la manera en la q
o la mía e ingresamos al salón en donde se realizará todo. Observando a todos la
sotros y al momento de hacerlo, una figura
scuchar esa voz. Los huesos de mi quijada crujieron ante la fuerza que
re con el mismo desagrado
Adriana y una sonrisa burlona aparece en su ros
na y la encamino a nuestro lugar. La ayudo a sentarse a la mesa y yo me ac
reocupación en su mirada. Sé que sin
estoy bien. No esperaba encontrarme con parte de mi pasado en este lugar y eso solo sign
están sirviendo las bebidas y nos trae dos copas de vino tinto. Nos to
o en sus respetivos lugares y al parecer el evento está a punto de empezar.
eñor de unos 60 años, quien está aco
hes -respon
eñora a Adriana, quiero con la cara r
reír, luces tan radiante, su piel posee un brillo hermoso y esos ojos verdes resaltan ante su piel morena. Adriana y l
el señor a mi lado d
-pregunto
í- y ella es mi esposa, Sandra Smith -dice señalándola con
un placer -respondo a su salud
sposa? -c
olo es mi a
ñante, per
? -cue
ca, ¿te
Para nada
acho -dice-. Puedo reconocer ese
soy -murmur
que el amor no se puede
ir abiertamente -expr
cho -después de esa extraña y corta conversación, nos quedamos en silencio. Y a mi memoria llegan momentos
encio total. Tres personas suben a una pequeña tarima ubicada en medio del s
ión, que será destinado al orfanato Nueva Luz -explica-. Esta urna -señala una especie de caja cuadrada ubicada en una mesa a unos cuantos metros del escenario- será el lugar para
pecho-. ¿Bailamos querido? -le pregunta a su esposo quien se le levanta enseguid
ice Adriana, mientras lo
lar? -le preg
mis manos en su cintura, ella temblorosa coloca sus brazos en mi cuello. Empezamos a movernos al compás de la música. Una especie de electricidad recorre mi c
sus labios. Me acerco lentamente con miedo a lo que pueda pasar. Mi
los labios que tanto he deseado