ta de Ricard
u pecho. Colgó, su mano temblando ligeramente. ¿No disponible? Verificó el número de nuevo, meticulosamente, su mente legal cue
e mensajería, cada vía digital que se le ocurrió. En segundos, su teléfono vibró con una notificación: "El us
levantó de su silla de un salto, su mente un torbellino de incredulidad y una creciente e irracional ira. Ella no
mol, dirigiéndose directamente a la puerta. Cris, que había estado
dónde vas? Pareces h
bre una confesión estrangulada-. E
us profundidades rápidamente enmascarado por una fingida preocupación. Se levan
s planes de la boda, ¿sabes? Siempre tuvo un poco de mal genio. -Le apretó el brazo, su voz tranquil
. Tenía razón. Alya probablemente solo estaba haciendo otro berrinche, aunque uno m
llamada. Su asistente ejecuti
ns acaba de tener un contratiempo.
el trabajo. Podía controlar el resultado. Alya, con sus emociones volátiles
a que ser racional. Tenía que creerle a Cris. Tenía que creer
energía desesperada, casi maníaca. Trabajó sin descanso, su enfoque absoluto, usando las implacables demandas de
esperando. Una llamada, un texto, un correo electrónico. Cualquier cosa. Pero no llegó nada. El silencio de Alya era absol
policía, las súplicas borrachas. Cada una había sido un intento desesperado de hacerlo reaccionar, de hacer que la viera. Pero este s
ruido su mundo entero a su alrededor finalmente había encontrado la fuerza para desmantelarlo, para dejarlo atrás. La había alejado, creyendo que era por su propio bien, creyend
dió por su intensidad. Había pensado que la estaba protegiendo, guiándola. Pero simplemente
a sí mismo. Estaba madurando, justo como él quería. Pero el vacío p
de alta gama, pidiendo un pastel pequeño y elegante, su favorito, ganache de chocolate. Incluso se permitió un momento de sentimentalismo, imaginando
ue lo había visto a través de muchos de los c
ya? Es una chica encantadora. Espero que encuentre un
, con otra persona? ¿Alguien que la mirara como ella solía mirarlo a él? El pensamiento le retorció las entrañas, una ira posesiva e
fútil, sin sentido. Golpeó su teléfono, la ansiedad un nudo frío en su estómago. Estaba perdiendo el control. El pensamien
mente estaba cumpliendo con un deber, asegurando su bienestar. Pero su corazón latía con una esperanza frenética y desesperada. Imaginó su rostro cuando lo vie
Un ligero temblor lo recorrió. Sin luces. Sin señales de vida. Salió del coche, la caja del pa
debajo del felpudo, medio escondido, había un pequeño paquete ordenado. Era la pulsera que hab
ediendo. Se suponía que debía estar aquí. Se suponía que debía estar esperando. Sintió un impulso desesperado de volver a probar l
alió del departamento vecino, un perro
. ¿Busca
sonrisa, s
ive aquí. -Hizo un ges
frunció
cariño. Ese departamento ha estado vacío desde q
y hueco. Se fue. Para siempre. Las palabras resonaron en

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