ista de Al
iente y rápido. Había visto algo. O sospechaba. Mi mente corría, tratando de conjurar una mentira plausible, pero mis pensamiento
enas un susurro, tratando de mantener mi expresi
a almohada, luego de vuelta a mi rostro, una demanda silenciosa de la verdad. Siempre había sido capaz de leerme, de v
esores con los que podría trabajar. -La verdad a media
a un defecto oculto. El aire se volvió espeso con una tensión no dicha. Me
y peligrosa, finalmen
mente no colegas académicos. Concéntrate en tus estu
a e inequívoca, entregada con toda la au
azado mi amor, orquestado mi humillación y ahora quería dictar mis amistades? La audacia de ello ard
í, una sonrisa tensa y
ra tan plana como la suya. No tenía sentido
sta sumisa. Se dio la vuelta par
se té. Y descansa un
itas, un extraño eco de preo
tacto. Su dulzura empalagosa, aún tibia, parecía burlarse de mí. No podía obligarme a beberlo. La idea de qu
dolor sordo detrás de los ojos, una persistente sensación de agotamiento. Me vestí rápida
os no tendría que soportar su empalagosa domesticidad en el desayuno. Me ocupé, reuniendo
alla. Cris, radiante y riendo, en una playa bañada por el sol. Ricardo a su lado, su brazo alrededor de su cintura, una sonrisa genuina y alegre en su rostro. El pie de foto decía: "¡Escapa
el farsa, ellos estaban en un retiro romántico. Su ternura, esa rara y suave expresión que había vislumbrado en su rostro, estaba a la
terializó. Ahora, se llevaba espontáneamente a Cris, colmándola con las mismas experiencias con las que un
imágenes, una vez capaces de destrozar mi corazón, ahora apenas se registraban. No queda
sados por un renovado sentido de propósito. La P
to del Tec acaba de confirmar tu a
lvavidas, una promesa de un futuro no
sonrisa genuina finalmente toca
taba hacer un corte limpio, dejar la Ciudad de México sin nada que me detuviera. Me dije a mí misma que era por una mejor educación, un nuevo
ucándome contra el frío repentino. Recordé un aguacero similar años atrás, cuando tenía dieciséis. Me había atrapado una tormenta repentina, mal preparada, y Ricardo había corr
via empapó mi ropa, helándome hasta los huesos. Mi cabeza daba vueltas, un dolor sordo intensificánd
Intenté sostenerme, pero mis piernas cedieron por completo. Me derrumbé sobre el pavimento m
s luces fluorescentes zumbaban, duras e inflexibles. Una enfermera, u
en la lluvia. Deshidratación severa, agotamiento
omántica, completamente ajenos. Estaba sola, de
ar a tu familia. ¿A
Incluso después de todo, el hábito estaba profundamente arraigado. Sabía que estaba ocupado, siempre ocupado, pero seguramente querría saber. Siempre respondía mis
n momento de silencio, luego una voz robótica: "El número que usted marcó no est
nzada de dolor. ¿Me había bloqueado? ¿O estaba realmente tan absorto en Cris que apagó su teléfono? El pe
esó, su expresión
alguien? Necesitamos un con
risa amarga y sin humor
a-. Es abogado. Muy importante. Y -agregué, las palabras a
n, un duro recordato
te que manejar. El recuerdo de su preocupación pasada, la forma en que había corrido a mi lado cuando era más joven, se sentía como un sueño lejano. Estaba sola, verdaderam

GOOGLE PLAY