img El día que mi mundo se hizo pedazos  /  Capítulo 4 | 18.18%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1266    |    Actualizado en: Hoy, a las 14:47

vista d

s me entregaba el disco duro. "Sra. Rivas, ¿está segura d

esde hace seis meses y enfócate en mi oficina", orden

padeó, mostrando una vista panorámica de mi oficina inmaculada y minimalista. Las imágen

í estaban. Da

habían ido. Una botella de vino compartida. Risas, susurradas e ínti

de acababa de hablar con Damián, donde había colocado mi regalo. Estaban allí, en mi escritorio, sus manos en la cintura de

mensajes, escuchado la confesión. Pero verlo, ver la prueba fría y dura de su inti

a Elena hoy... es tan ordinaria. ¿No crees que merezco algo especial? ¿Algo que sea sol

e su abrigo y sacó una pequeña caja de terciopelo. La abrió. Dentro, acunado en un cojín de satén, había un delic

le había comprado un tesoro único. La profundidad del trato preferencial, el absoluto desp

escritorio donde pasé incontables horas construyendo el imperio que mi familia me había confiad

amente, sacando sangre. Pero no me inmuté. Observé, cada detalle quemándose en mi memoria. Esto no era solo sobre inf

eso les habría dado la satisfacción de ver mi dolor, de verme desmoronarme. No. No les

voz apenas un susurro, pero cortó el

n mi alma. Se creían listos. Creían que yo no me daba cuenta. Estaban a

en el suelo con Ximena, construyendo una torre de bloques, su risa resonando en la

s". Se levantó, buscándome, pero lo esquivé con gracia

ré, mi voz suave para ella, pero u

mente. "¿Todo bien, cari

irada. El aroma de su amante, débil pero persistente, todavía se a

r. Y acosté a Ximena. ¿Quizás podamos tener un poco de tiempo de calidad juntos?". Sus ojos ten

dije, mi voz plana. "Ha sido un

ya estaba arropada, su pequeño rostro pacífico en el sueño. Me senté en el borde de su cama, observándola respirar. Mi

do abiertos. "¿Mami?", murmur

aquí", susurré, aca

bre la Princesa Brenda?", preguntó,

ló. Princesa Bre

", pregunté, mi vo

s! Siempre me trae juguetes mágicos y dulces deliciosos. Es mucho más amable que...". Ximena hizo una pausa, s

, un veneno que se filtraba en su mente inocente. Me estaba socavando activamente, interpretando la

s sutiles en que se apartaba de mí. No solo habían robado un bebé; habían robado mi relación con la niña que creía q

estilo permisivo y consentidor de Damián. Quería que Ximena fuera fuerte, capaz, resiliente. Pero Brenda,

intrincada, tan impecablemente ejecutada, que había sido necesaria una emergencia médica para desentrañarla.

odiar a esta niña? Era una víctima, como yo. Pero, ¿cómo podía mirarla y no ver

su vocecita sacándome del

cesa Brenda es una princesa muy especial". Mi voz era uniforme, tra

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