img El costoso juego de amor de mi jefe  /  Capítulo 5 | 50.00%
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Historia

Capítulo 5

Palabras:1038    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:56

Alejand

neumáticos sobre el asfalto. Gregorio conducía, con las manos apretadas en el volante, l

tienes que hacer esto. Puedes simplement

mirando la interminable

to atar cabos sueltos. Tres d

que estaba sufriendo, pero también conocía la vena obstinada que corría profundamen

, más para sí mismo que para mí

de nuevo, una mirada

rdad es

na leve

na piedra fría y dura de pavor. Monclova era un páramo, notorio por su aislamiento y los volátiles lugareños

más para mí que para él-.

proyectando sombras largas e inquietantes sobre el paisaje desolado. El centro de datos era una es

y destartalado motel que

sitas algo, Alej

no lo haría. Esta era mi batalla, mi

lada, las miradas hostiles de los pocos empleados locales, el silencio opresivo roto solo por el zumbido de servidores a

a mientras el viento helado me azotaba. El camino pronto se convirtió en un sendero estrecho y sin pavimentar

Un hombre. Alto, corpulento, con un ligero olor a whis

í? -su voz era arrastrada, am

a. Retrocedí tropezando, mi mente acelerada. Na

árbol caída, gruesa y pesada. La adrenalina

é, mi voz quebrándose,

n su hombro. Rugió, más sorprendido que herido, pero me compró un segundo precioso. Me

entas mi teléfono en el bolsillo, mi mano herida torpe, incapaz de desbloquear la pantalla. Marqué d

rga en mi pecho. Por supuesto. Probablement

ose hacia la oscura maleza. Escuché sus pasos acercándose, su respiración pesada. Me puse de pie a trompicones, ignorando el

ando, mi visión borrosa. Un taxi, milagrosamente, pasaba por allí. Agité los brazos frenéticamente

desplomándome en el asiento trasero

n la oscuridad donde lo había dejado caer. El nombre de Humberto

Todo bien? Llamaste. Estaba con Karla en su cena de celebr

adiante, con el brazo alrededor de Karla. Estaban en el escenario, cantando a dueto, una cursi canción

sibilidad de su mensaje, o la exhibición pública de afecto con Karla. Era la comprensión de que estaba verdaderamente sola. Mi contacto de emergencia

r él- se disolvió en la nada. Comparado con el terror crudo y visceral de luchar por

vendó la mano, me preparó un té caliente y se sentó conmigo durante la larga y silen

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