img El costoso juego de amor de mi jefe  /  Capítulo 3 | 30.00%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1020    |    Actualizado en: Hoy, a las 10:56

Alejand

bitualmente amable grabado con incredulidad. Sus ojos, norm

el ceño fruncido por la preocupación-. No puedes simplemente renunciar. No después de t

vida que ya estaba dejando atrás. ¿Invaluable? ¿Para quién? Ciertamente no para

desvió más allá de él, a través de la ventana, hacia el

evan tiempo. Humberto te valora, Alejandra. De verdad que sí. Solo que es... complicado -Gr

zadores durante nuestros encuentros secretos a lo largo de los años. "Solo un poco más, Alex. Lue

, una carrera comprometida y un dolor constante en la espalda baja. La voz de mi madre de la mañana anterior resonó e

ro de esta maquinaria corporativa. Conocía los juegos de Humberto, pero era impotente para

inmediato. Pero trata de mantener un perfil bajo. A Humberto... no le va

hecho. Los grilletes se habían roto. Por primera vez e

¿estás bien? Parecías un poco rara antes. ¿Quizá deberí

dolida por el ascenso y se estaba acercando para volver a engancharme. Pero el h

Y no, gracias. Tengo otros planes". Las palabras se sinti

tículos personales de mi escritorio, Karla se ace

a de celebración por mi ascenso esta noche. ¡Deberías venir! Será divertido -s

ranquila, de espaldas a ella mientras

ndo-. Es una celebración de equipo, Alejandra. Eres parte del equipo. Tienes que

is logros, nunca había recordado mi cumpleaños sin un recordatorio. Recordé mi cumpleaños número 27, hace dos años. Le había lanzado una indirecta sutil, esperando algo, cualquier cosa. Había estado

o siempre, irrelevantes. Así como me negó el derecho a lamentar el ascenso, me estaba negando el derecho

. Sutilmente negó con la cabeza, una súplica silenciosa para que evitara

voz apenas audib

timo y amargo adiós a la empresa, a e

n la pareja de poder corporativa perfecta. Y yo estaba en la periferia, observando, una extraña sensación de calma apoderándose de mí. Finalmente vi la verdad.

es, ajenos a las corrientes

de poder, ¿no? -susurró uno de ellos, con l

go. Las palabras no me dolieron. Simp

ndiéndome de la facilidad d

ando sus rostros. Entonces Karla, sonrojada por el vino y el triunf

asiado alta-, ¿alguna novedad interesante en tu v

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