/0/21270/coverbig.jpg?v=e78954e8a6b5cba1e4b43f1b77e141e7)
anunció mi prometido en el altar, abandonán
e iba tras él. Cuando me corté la muñeca, sumida e
a, Ángela. Es asqueros
ga de renombre mundial. Cuando su hijo colapsó por una
e una bofetada y mi ex prometido me pateó en las co
vida de todos modos, colapsando de dolor mien
ópata! -exigió mi ex,
para esposarlo a él, justo cuando un
gundos para alej
ítu
sta de Ánge
una mortaja asfixiante mientras estaba parada en el altar, viendo al hombre
n una cámara de eco silenciosa, amplificando el sonido de mi propio corazón haciéndose pedaz
. Le pasó un brazo por los hombros, atrayéndola hacia sí, un gesto de consuelo que debería haberme ofrecido a mí. E
aramente a través del silencio ató
nó. El aire aband
ndose más fuertes. Byron le acarició el cab
cesita. Fue abu
a? ¿Aquí? ¿Ahora? Mi mente corría, tratando de captar el h
Esto es mi culpa. Y ahora
solemne, una carga pesada que es
o. Un niño concebido en una pesadilla,
n más cerca, como para protegerla de
asarme con Christin. Para
justo, inq
a parodia cruel de los votos que debíamos intercambiar. Habla
suavizándose, pero se sentía co
un año. Me divorciaré. Ent
i me pidiera que esperara una mesa en
ad, corrió hacia adelante, con
s diciendo? ¡Ánge
una mano, s
o que teng
observaban, congelados. Toda mi vida, cada sueño, cada p
año. Por un hombre que me abandonaría en el altar, reclam
rdadera. Guárdalo con tu vida". Se refería al amor real, no a esta burla tóxica. Había muerto hacía un añ
a señalar nuestra unión, se sentía como una marcha fúnebre. Mi mano tembla
ecesidad desesperada de él, de su amor, del amor que pensé que compartíamos, me consumió. Neces
as que había usado para abrir nuestras invitaciones de boda. Yacía olvidado en la pequeña mesa junto al libr
absoluto con la agonía ardiente en mi pecho. Una súplica silerás. Sus ojos se abrieron cuando vio el abrecartas,
haciendo? -Su voz
icaban, deseando
zo crudo desgarrando mi garga
erca, pero su ros
ma, Ángela. Esto es m
s a mi espíritu ya roto. La hoja presionó más fuerte. Una f
n no cambió. Ni miedo, ni
cula. No voy
n, que observaba con oj
roso -siseó, su voz baja pero cortante-. Estás sa
o de Christin con él, dejándome sangrando y rota,
ecida. Mi cabeza daba vueltas. La parte fría y analítica de mi cerebro, la parte que más tarde definiría
Manipuladora. Asqueroso. Deja de hacer drama. Cada palabra resonaba, no suavizand
i sufrimiento y regresara, se hizo añicos en un millón de pedazos. No era solo mi
s. No solo me dejaron; se llevaron todo. Mi futuro, mi dignidad, incluso los regalos de boda que ahor
o. El hombre que había amado tan ciegamente, tan completamente, era un cascarón vacío, lleno de
deliberadamente, aparté la hoja. La herida escocía, ardía, pero no era nada comparada con la herida en mi alma. Envolví un trozo
espreciaba. Mi futuro, fuera cual fuera, no lo incluiría a él. Necesitaba encontrar u
upiera mi pasado. Algún lugar donde pudiera reconstruirme, libre de su sombra tóxica. La
dolor de la traición. Era la prime
vacío, un fantasma de una sonrisa vengativa tocan

GOOGLE PLAY