img Roto en el Altar, Renacido Más Fuerte  /  Capítulo 4 | 40.00%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1045    |    Actualizado en: 05/12/2025

sta de Ánge

el shock y la indignación. El leve color que había regresado a las mejillas de Byron se dren

a cuidadosamente construida finalmente desmor

rme-, que tengo una defini

igiéndome hacia el salón de damas. Lo último que necesitaba era que me vieran discutiendo c

ro al entrar, el zumbido tranquilo de la gala fue abruptamente atravesado por

te de un tono azul alarmante. Sus ojos estaban muy abiertos por el terror, luchando por llevar ai

do! -escuché gri

arios. ¿Alergia? ¿Peligro de asfixia? Mientras daba un paso hacia e

n una histeria fabricada. Me había seguido al salón. Sus manos em

olor agudo y punzante atravesó mi pierna, pero apenas lo registré. Mis ojos esta

re mí, con el rostro contorsionado por l

enenarlo! ¡Siempre ha estado ce

s e infundadas, llenaron

i mirada aterrizó en el niño de nuevo, realmente lo miré. Su rostro no solo estaba azul por falta de oxígeno; estaba moteado con roncha

Reacción alé

os se movieron de un lado a otro, buscando la fuente de la reacción. Junto al niño, una galleta de mant

. Grave. Cada s

e, ignorando el la

cesita un EpiPen, ahora! -grité, mi voz co

do de mí hacia arriba. El rostro de Byron, oscuro de furia, estaba a centímetros de

gar a mí? ¿Para manipularme? ¡Estás aún más loca de lo que recuerdo! -Su agarre se apretó, exprimiendo la

zando teatralmente, se

a odiado! ¡Quiere que suframos,

ron las llamas de

n abierta sospecha, incluso asco. Sus susurros comenzaron: "¿Realmente el

un rasbido débil y desesperado. Las ronchas se extendían rápidamente, sus párpados s

do en mi rodilla, se desvanecieron en la insig

palabras explotando de mí con un

ano libre, mi palma conectando con el lado de la cara de

tos con incredulidad atónita. Nunca había sido golpeado por mí, por nadie

ncia-. ¡Tu hijo se está muriendo! ¡Está teniendo una re

s renovados lamentos de Christin. Caí de rodillas junto al niño, mis dedos

en sobremarcha. Su piel estaba fría y húmeda. Su

ara mí misma, viendo la gal

vaba, un hábito de años trabajando en laboratorios de investigación y hospi

o familiar. Un EpiPen. Lo saqué, su tapa naranja bri

dolor en mi rodilla y el latido en mi mejilla donde Christin me había ab

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