Instalar App
Historia

Capítulo 6

Palabras:1266    |    Actualizado en: 03/12/2025

rtado de inmediato. Mi hermano abogado, con su mente precisa y su lealtad inquebrantable, ya había presentado los verdaderos papeles de divorcio ante el tribunal

na mezcla de pavor y una feroz protección. El aire exterior se sentía agudo

n gruñido bajo y gutural, luego un grito ahogad

exa, su rostro burlón cerca del de ella, su mano agarrando su brazo

licia infantil pero escalofriante. "¿Crees que puedes salirte con l

mente controlada, estalló. "¡Aléjate de ella!", grité, abalanzándome hacia

pata?!". Se frotó el brazo, mirándome con furia

bas lastimarla de nuevo? ¿Decirles que finalmente lo admites todo?". Mi mirada recorrió la habitación, detenié

o cruzó su rostro al ver el jarrón. Retrocedió, tropezando con sus prop

n la habitación, alertados por la conmoción. Elisa

sus ojos saltando entre su hijo y

ome con un dedo tembloroso. "¡Mamá! ¡Me atacó! ¡Intentó pegarme con

z quebrada. "¡Estaba sacudiendo

á completamente desquiciada. Está arremetiendo por el aborto. Nos culpa a nosotros". Luego volvió sus ojos llenos de lágri

z cruda de desesperación. "¡Lo admitió h

ar el desprecio. "Suficiente, Adelia. Estás montando una escena. Estás histérica". N

or, y me desplomé en el suelo, mi cabeza golpeando el azulejo con un crujido repugnante. Mis oídos zumbaban, mi visión nadaba, y e

ado en una máscara de pura rabia. "¡Hiciste que Elisa perdiera a nuestro hijo, y ah

hagas. No vale la pena. Ella solo está... con mucho dolor. Necesitamos ser los más maduros". Me miró, una sonrisa triunfante brilló en s

a caído. No había compasión, ni humanidad, ni amor en sus ojos para mí. Solo desprecio y u

ubiendo y bajando imperceptiblemente. Mi mundo. Mi razón para vivir. Una sac

tina y frenética de pitidos rompió la tensión. La res

rojecido por la ira, se volvió hacia Alexa. Caminó lenta, del

estás haciendo?!", grité, poniéndome de pie a trompi

demasiado", murmuró, su voz fría. "Y está causando demasiados problemas". Sus dedos se cernieron s

pero mis piernas se doblaron. Caí de rodillas, indefensa, mi cuerpo gritando

sonrisa cruel torciendo sus labios. "Es un problema, Adelia. Un problema constante y caro. Un recor

os de mi corazón. Mi propio esposo, cuestionando la p

del monitor chillaba más fuerte, un grito desesperado de ayud

servando con una sonrisa nauseabunda y triunfante. No hab

ré a hablar de ello! ¡Desapareceré! Solo... ¡solo no lastimes a Alexa! ¡Por favor, Emilio! ¡Te lo ruego!". Alcancé sus pies, agarrando sus zapatos caros, mi cabeza inclinada en total su

déjala vivir! ¡Es solo una niña!". Mi voz era una súplica desesperada

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY