viejo, deudas viejas". ¿Qué tipo de deuda valía la pena para sacrificar a su esposa, a su hija, su integridad? ¿Qué pact
nzarlo, ahora estaban apretadas en puños a mis costados, las uñas clavándose en mis palmas. Luché contra el impulso de liberarme,
una chica adoptada de clase media. Usé la ropa adecuada, aprendí la etiqueta correcta, reprimí mis extravagantes impulsos artísticos, todo para ser "digna
ndo, dibujando, vertiendo mi alma en lienzos digitales. Emilio me había encontrado una noche, pincel en mano, una sonrisa de sorpresa en su rostro. "Adelia, esto es... increíble", había dicho, sus oj
ba recogiendo con Elisa. No había visto mi arte como talento; lo vio como un activo, algo para ser explotado, p
que no estaba segura de si era audible. "M
s ojos. Luego, soltó una risita, un sonido forzado y ligero. "Niña
rucción cuidadosa de vacío. "Sí, un
tenía de nuevo bajo su control. Pensó que volvería a la fila, mansa y obediente. Estaba equivocado. Ahor
ité a Emilio tanto como fue posible, refugiándome en la habitación del hospital de Alexa, con el teléfono apre
un brillo triunfante en los ojos. Llevaba un vestido de seda a medida, el pelo perfectamente peinado, irradiando un
Les mostraría a todos que seguimos siendo amigas. Y ya sabes, una pequeña apari
rañas. Recordé nuestro pasado. Elisa y yo, una vez inseparables. Ella era la socialité glamorosa, yo la artista tranquila. Siempre había sido un poco d
erficie, la fortuna de su familia había estado menguando. A menudo hablaba de preocupaciones financieras, de glo
a atrás, ¿era una lágrima de alegría, o de otra cosa? Una sutil, casi imperceptible posesividad en su mirada cuando miraba a Emilio. Un toque
n brillo acerado. "No lo olvides, Adelia. Tu hija sigue... vulnerable. Emilio es
endo el aire de mis pulmones. Alexa. Siempre Alexa. Mi h
mi voz apenas
o salí del coche, un sobre discreto fue presionado en mi mano. Los papeles legales de Jeremías. Firmados y fechados. Un pequeño destello de tri
posando para los fotógrafos. La miraba con una adoración que nunca me había mostrado en público. Ni siquiera me tomó de la mano frente a las cámaras. La multit
, oí los susurros. "¿No es esa Adelia Montes? ¿No intentó demandar a la escuela?". "Se ve... desaliñada". "Qué lástima, tratando de aferrarse a
ismes, me acorraló. "Sra. Montes", canturreó, metiéndome un micrófono en la cara, "fuentes dicen
. "Mi pobre amiga ha pasado por mucho. Es realmente trágico, la forma en que su salud mental se ha deteriorado. Todos estamos tratando de apoyarla, de guiarla en este momento difí
un golpe físico. Pobre niña conflictiva. El tono despectivo, la sutil insinuación de q
te la actuación de Elisa. Los susurros se hicieron más fuertes. "Pobre Elisa, lidiando co
poso, mi reputación. Pero no iban, no podían, manchar el no

GOOGLE PLAY