ualmente un consuelo, ahora se sentía empalagoso, sofocante. Carla, bendita sea, intentó inyectar algo de a
, su voz un poco demasiado agu
pa, su mano tembl
a. Feliz
adió ráp
más juntos! Siempre esta
idamente de vuelta a mí, una súplica deses
onrisa quebra
í, la palabra u
raste con el hielo en mi pecho. Mi deseo no era para mí. Era para e
momentáneamente sus rostros, desdibujando sus rasgos en formas indistintas
a alegría abrumadora, ni risas fáciles. Cada mome
la de Leo. Él se estremeció, retirando su mano demasiado rápido, golpeando
ina. Inmediatamente tomó su mano, sus dedos trazando el p
ternura cruda que me eludió por completo. Luego, como si recordaran que yo
umpleaños, un símbolo de pertenencia. Durante años, no había tenido un pastel de cumpleaños adecuado. Leo y Carla habían cambiado eso. Me habían dado t
mi mente. Su felicidad. Su libertad. Lo repetí como un
i mejilla, pero la limpié rápidamente,
lamé, mi voz un poco demasiado b
me. Querí
r vibró en mi bolsillo. Un nuev
l Instituto de Geofísica de la UNAM
a de mi ruta de escape. El puesto de investigación ambie
Tenía toda una vida de experiencia en ese departamento. El Ártico, con su vasta e implacable vacuidad, parecía el
Mis dedos, aunque temblorosos, s
enviar. Un destello de duda, el fantasma de un recuerdo, tiró de mi coraz
torio de Leo. La vieja aplicación de diario. Hice clic en ell
la había llamado Leo. Me desplacé por las entradas an
da de Leo, "haces mi mundo más brillante
n amor que se sentía tan real, tan verdadero. Cerré

GOOGLE PLAY