Vista d
a todos menos a mí. Mis labios todavía palpitaban, un dolor fantasma que reflejaba el dolor en mi pecho. No er
os susurros que rodeaban a la familia Preston. Bruno, siempre el maestro de las apariencias, era encantador, se
a y encaje. Pero no era solo la máscara. Alrededor de su cuello, brillando bajo los candelabros, estaba el pisaco
ordatorio educado. "Daniela,
perfectamente capaz de
apenas perceptible de molesti
vamos a divorciar. Presenté los papeles esta mañana. El período de reflexión termina pron
u compostura. Abrió la boca para hablar, pero en ese pre
Evelyn!", ch
abía tropezado, su bebida derramándose por su vestido, una dramátic
uda, tirando de él hacia
de la mano y garabateó su firma en la línea de puntos. La punta de la pluma, afilada e implacable, rozó mi piel,
papel, ahora legalmente vinculante, se sentía como una pluma en mi mano. Cami
Era el comienzo del juego de la noche "busca a tu alma gemela". Se sup
razón, contra todo pronóstico, dio
nmascarada, idéntica a la mí
ilantes. Sus ojos, aunque enma
ron. El salón de baile se sumió en la oscuridad, u
se filtraban por las altas ventanas. Abrazados. Un beso. No había lugar a dudas. La forma en que su
o. "¡El señor Preston y su esposa es
nnegable, apasionado. Por su hermana. No por mí. Nunca me había
an palpable, tan innegable, que incluso en la oscuridad, brillaba. Mi locuacidad, mis historias, mi esencia misma
. Incluso a través de las máscaras, sentí el triunfo en su mirada, el
igeramente, y me quité la máscara. El aire fresco en mi rostro se sintió como u
más, Bruno?", pregunté, mi vo

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