img El Magnate que Conquistó mi Corazón  /  Capítulo 4 | 16.00%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1005    |    Actualizado en: Hoy, a las 15:43

, ¿cuándo has sido algo más que distante conmigo, en las formas que realmente

nte construida de preocupación v

samos la próxima semana! -Volvió a tomar mi mano, su contacto hizo

enfermedad, sino por su pura audacia

o finjamos más. Tienes tus... preferencias, digamos. Y claramente

estia en sus ojos, rápidamente enm

.. discutir. -Me apartó el pelo de la frente, su contacto enviando escalofríos de repulsión por mi columna vertebral-. Escucha, hay una gran

nte, la hermosa carnada. Pensé en los licuados de proteína adulterados, las miradas lasc

en mis ojos, el

ro este proyecto... es grande. Involucra el terreno donde está el antiguo pante

ranquilo y pacífico. Mi punto débil. Sabía exactamente cómo retorcer el cuchillo. Una pequeña y tonta parte de mí, la parte

anejarlo yo solo. Será difícil, pero me las arreglaré. -Su voz estaba te

ra, de que el lugar de descanso de mis padres fuera perturbado, me impulsó a l

incorporá

por un momento, luego un brillo

na? Realmente no

eca. Saqué las piernas de la c

mberly. Llevaba un brillante vestido de cóctel plateado, su cabello perfectamente peinad

u voz-. ¡Kimberly viene con nosotros esta noche! Está muy

n brillo astuto y

carga. Aprendo rápido. Ya no tendrás que cargar tanto peso. -Sus

i mirada fij

yudar al negocio. -Pasé junto a ellos, con la cabeza en alto, el sabor met

les veces, siempre con Cristian a mi lado. Al salir del coche, Cristian se m

Este asiento, aquí mismo -señaló la cabecera de la larga mesa de comedor-, está reservado para Ana. Ella es la estre

Me estaba tendiendo

s ya estaban sentados, sus ojos se a

dose por su rostro-. ¡Cristian, perro astuto! Dijiste que no se s

ntes, una mirada de su

gurarse de que nuestro trato se cerrara. Mi prometida dedicada. -Su mano

las palabras otro inversionista, lev

regó un tercero, su

ó, su voz un susur

e un hilo. Sabes qué hacer. -Se apartó, una sonrisa tensa en su rostr

r su codicia. El sabor amargo del resentimiento llenó mi boca. Recordé sus promesas, susurros dulc

miraran, me usaran. Y yo, la tonta, había vuelto a caer en su trampa. Era un maest

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