sta de Elen
jaba débil y temblando. Pasaba horas encorvada sobre el inodoro, con arcadas secas hasta que mi garganta estaba en carne viva. Las búsquedas en lí
hueco y vasto. A menudo me desplomaba en el pequeño sofá, el mundo girando, rezando
ndo un momento de respiro, y me hundí de nuevo
pecablemente vestido con un traje a medida, su cabello perfectamente peinado. Pare
jos encendidos, y arrojó una pila de fotografías brillante
a en maceta. Mi figura, pequeña y encorvada, hablando co
s en el hos
apenas un susurro. Pero la
iseta. Su agarre se apretó, cortándome la respiración. La cabeza me dio vueltas, m
ostro a centímetros del mí
perado y estertóreo,
uedo...
opecé hacia atrás, agarrándome la garganta, mis pulmones ardiendo. Alcancé el vaso
e había echado apresuradamente encima. La arrancó. Debajo, metido descuidadament
s fechas, la pequeña y borrosa image
z escalofriantemente desprovist
er más fuerte de lo que me sentía. Mi reflejo en el pequeño espejo a mi lado mostraba a una mu
z firme a pesar del temblor e
tografías y el informe del ultrasonido al suelo,
'juntos' desde... esa noche. E incluso entonce
se curvó
iguito el entrenador. Siempre rondando
mí, su sombr
mo ácido-, no es mío. Mi familia nunca acepta
oda la humillación, todo el abandono, todo el dolor se fusionaron en una sola fuerza explosiva.
jos muy abiertos por la sorpresa y la incredu
emblando de rabia-. Esa no
un susurro, ca
l pabellón psiquiátrico con Katia? ¿Vas
ro se e
ego? Bien. Terminamos, E
oto, sintió una
-. Yo también lo quiero. Terminemos con esta farsa. Pu
sonido amargo
mplemente alejarte de un Mayer? No pienses en hacerte
rasonido del suelo, sus oj
a a ninguna parte. M
de un portazo con una finalidad que resonó en

GOOGLE PLAY