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Historia
Ya no sustituta, la reina regresa.

Ya no sustituta, la reina regresa.

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1841    |    Actualizado en: 28/10/2025

de la Vega. Durante cinco años, mis hermanos por f

ado en el altar-, regresó con una historia falsa

Cuando intentó envenenarme con una a

su fiesta, mis hermanos me a

tituta sin valor, u

me ataron a una cuerda y me dejaron col

gí mi muerte y desaparecí. Querí

ítu

a Garz

prometida, la mujer en su brazo en cada gala, aquella cuyo nombre se susurraba junto al suyo. Y en cinco breves min

Una adquisición hostil que no podía posponerse. Un viaje a Mónaco que no podía perderse. Nuestra boda, la de verdad, con el vestido que yo

voz un estruendo bajo y embriagador que me hacía creer cualquier cosa-

e mí que había pasado hambre toda su vida finalmente estaba siendo alimentada. Pensé que

dedo de Helena. La misma Helena que lo había dejado plantado en el altar cinco años atrás, huyendo con un

documento. Alejandro ni siquiera miró por la venta

a, se veía radiante. Nadie diría que se estaba muriendo. Esa era su historia, al menos. Cáncer de páncreas en

contra su vestido carmesí. Era una bandera de victoria. La ondeó, no a nadie e

s falsas-. Lo siento tanto. Siento tanto lo

e posaron en mí al otro lado de la calle. Una son

uila tarde, lo suficientemente alta para que yo escuchara ca

de la ciudad se desvaneció en un zumbido sordo. Miré a Alejandro, mi Alejandro, el hombre que me había

No respondió. Un segundo.

, pesado y espeso como cemento húm

, su mirada vacía,

lena, pero sus palabras iban dirigid

bre en sus labios fue un

existía. Yo no era Valeria. Solo era la que no era Helena. Un parch

rojó al cuello de Alejandro y lo besó, un beso profundo y posesivo que reclamaba su territorio. Él le devolv

ás, mi mano volando a mi boca para ahogar

todo. Todo fu

puertas se abrieron de golpe y mis tres hermanos mayores -Diego

ritó Diego, el mayor, levantando una botell

en un abrazo grupal, sus voces una c

, ¿está

s estar fuer

llevart

ente habían comenzado a tratarme con el cariño que había anhelado toda mi vida. Ni siqui

a, la heroína conquistadora, en la camioneta. Ale

mioneta se cerró d

sorio olvidado de una vida que

a el frío cristal del escaparate del café. El escozo

Yo era la callada, la pieza de repuesto olvidada. Ella recibía los elogios; yo, la ropa usada. Ella conseguía el papel principal en la obra de la escuela; yo estaba en el coro. Ella consigu

Vega estaba furiosa. Mis hermanos, que la habían adorado, juraron que ya no tenían una hermana llamada Helen

nombre de Helena, sus manos enmarcando mi cara, su aliento espeso a whisky y dolor. "¿Por qué me d

ión, me hizo una oferta. "Cásate conmigo, Vale", había susurrado, con

staba mal. Sabía que era una sustituta. Pero pensé, recé

e dije

. Me abrazó y me dijo que era hermosa. Mis hermanos, Diego, Bruno y Carlos, se convirtieron en los hermanos mayores que siempre había

, creí que me amaban. Amad

os semanas, H

a protección... todo volvió a ella como una liga, dej

ó en un sollozo. Las lágrimas corrían por mi rostro, calientes e inútiles. Un ho

to en un estante, mantenido en perfectas condicione

m

una chispa en la ab

más una

tía las piernas como plomo, pero las obligué a moverse. No volver

de la mano, un gesto inútil. Ya e

indiferente-. No aceptaré sus migaja

pecho. Un dolor tan profundo que se sentía físi

me end

a que un taxi negro y elegante se d

orita? -pregun

lizaba en las carteras de los ultrarricos, una firma que mi abuela había utilizado. Un fid

jo en la Calzada del Vall

a de cuero frente a un hombre llamado Licenciado Arriaga. S

o amablemente-, ¿en

ulmones. Encontré su mirada, mi propio re

sorprendentemente firme-. La más remo

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