img Quemando su imperio por mi hermana  /  Capítulo 4 | 20.00%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1052    |    Actualizado en: 20/10/2025

sta de Jose

su rostro en su hombro mientras él se arrodill

ás satisfecha ahora, Josefina? ¿Era esto lo q

mi voz delgada y débil-

ano de Bárbara-. Perdió el equilibrio. Has pasado por mucho. Solo cálmate. -Estaba excusando el comportam

gitó en mi estómago. Sentí la cabeza lig

nda que me asustó-. ¿Como desviar un helicóptero de emergencia fu

o sollozo suave. -Por favor, no hables de

speté-.

bolso, que se había caído cuando retrocedí. Entre el lápiz labial y las llaves yacía un pequeño libro de cuero gastado. El primer cuaderno de bocetos de Kiara. Estaba ll

o, mis dedos rozando el

se estrelló contra el cuaderno de bocetos

riunfante en su rostro. Molió su tacón contra el libro, el sonido del l

canto empalagosamente

a estallaron en un único y cegador destello de furia al rojo vivo. Me abalan

hierro se cerró alrededor de mi muñeca. Javi m

a, Josefi

ujón duro y violento. Perdí el equilibrio y caí hacia atrás, mi cabeza golpeando co

ó, puntos negros danzando en mi visión. Yacía en el césped, aturd

erida fuera un inconveniente con el que se veía obligado a lidiar. Me miraba, pero su

lé con un dedo tembloroso el cuaderno de bocetos arruinado que yacía p

omprensiva. -Es solo un libro, Fina.

logiado sus dibujos. Pero ahora, era solo una cosa. Un objeto cuyo valor podía medir en pesos. Todos nuestros recuerdos compartidos, todos los mo

iento profundo y aplastante. No tenía sentido discutir.

acción de verme rota en el suelo. Me di la vuelta para alejar

ó el aire. Me agarró del brazo, su agarre mag

mi voz peligros

auto, Josef

l asiento del pasajero, lanzándome una mirada triunfante por el espejo retrovisor mientras se abrochaba el cinturón de seguridad. El auto e

poyé mi cabeza palpitante contra el frí

es" en mis cafés favoritos. Su inscripción en mi gimnasio exclusivo. Su compra del departamento just

on las cuerdas cortadas. No había pruebas, pero sabía que había sido ella. Recordé habérselo dicho a J

e mí metiéndola en su propia cama. No resolvió

festación física de la agonía en mi alma. Sentí una lágrima esc

chirrido de los neumáticos y e

do se vol

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