vista de

a y alegre, teñida con la satisfacción de u

ijo que firmaste. Sabía que l

lengua. Lo hizo sonar como si acabara de aceptar cambia

no -dijo, su voz rebosante de emoción-. Nuestro lugar.

respuesta. N

ndo abajo como una alfombra de estrellas caídas. Aquí fue donde me dijo por primera vez que su empresa había ase

olsa, sobre capitalizaciones de mercado y opciones de acciones, sobre la portada de Forbes México para la que tenía programada una sesión de f

mi copa

rprendentemente firme-. Consegui

e, chocando su co

et. Conseguimos to

en mi brindis. No vio

echa sabiendo a cenizas en mi boca. Por mí, Ar

uestros platos, Damián deslizó un

iez por ciento de mis acciones personales. Una vez que salgamos a bolsa, es

turo entero, destilado en un port

ero me la tragué. Solo asentí, mis oj

e su secretaria. Lo miró, un li

re los documentos de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores. -Se levantó, ya poniéndose el

istraído. Luego se fue, dejándome sola con las luces parpa

caminé hacia los elevadores. Mientras las puertas se abría

con ella esta noche de todas las noches? -La voz de

ajo y apaciguador-. Firmó los papeles. Tenía que darle la transferenc

scondernos. Han sido tres años, Damián. Es

s a

s años de sus mentiras, sus tranquilizaciones

deja había un plato de vieiras selladas con risotto de azafrán, exactamente el mismo platillo que

uiera valía la pena el esfuerzo de una elección

, mi mano buscando la pared para estabilizarme. Mis dedos r

do se

elo de mármol. Un trozo de vidrio, afilado como una navaja, cortó la palma de mi mano. La sangr

-escuché preg

minados por la suave luz. Los ojos de Damián se abrieron

ello del viejo Damián afloró. Pánico

t? ¿Qu

irada aguda e inquisitiv

ojos escanearon mi sencillo vestido rojo, mi rostro conmocionado y l

e desvaneció, reemplazado por una máscara fría y aterradora de indiferencia

ora, negando ligera

espectiva-. Solo una invitada torpe, s

a co

os de mi vida, diez años de amor y sacrificio, borrados en una sola y brutal frase.

una e

aba a Aurora, su brazo firmemente alrededor de su cintura

en mi mano un latido sordo y distante en comparación co

-