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Historia
Borrado por sus mentiras y su amor

Borrado por sus mentiras y su amor

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:1682    |    Actualizado en: 29/09/2025

vendí el medallón de mi abuela para financiar su startup. Ahora, justo cuando su empresa estaba a punto de cotizar en la bolsa

ta principal, Aurora Quintana. La llamó el amor de su vida, agradeciéndole por "cre

sta dejarme inconsciente en un centro comercial. Me encerró en un sótano oscuro, sabiendo perf

uando el atacante le dijo que solo podía salvar a

salvaba su preciado negocio. Tumbada en una cama de hospital por segunda vez, r

on la voz quebrada-, ¿pue

a más temida de la Ciudad

vado está listo. Y Arlet, escúcham

ítu

vista de

obre la mesa de nuestra cocina. La madera pulida de roble se sentía helada baj

siete

seis meses que me habían pedido que me borra

temblando con una furia que se sentía ajena y aterradora. La décima vez, sostuve un trozo de un plato roto contra mi propia muñeca, mi voz era

on ojos tan grises y muertos como un cielo de invie

e preocupación, y me abrazó durante horas, susurrándome promesas al oído. Promesas de que todo esto

eído. Siemp

nto, un agotamiento profundo y hueco se instaló en mis huesos

Ya hemos hablado de esto. Es un movimiento estratégico. Una disolución temporal para apacigua

gado, pero las imágenes eran nítidas. Damián, mi Damián, estaba en la pantalla, su sonrisa tan brillante y cegadora como los flashes de las c

a Qui

mujer que los medios habían apodado la otra mitad de la nueva pareja poderosa de Santa Fe. Su sonrisa era serena, su postura p

su voz un zumbido molesto en mi oído-. Esto es solo... negocios. La familia de Aurora tiene u

ecreta de su pasado pobre, una reliquia de

olo sonidos, aire vacío moldeado en palabras que se suponía que debían controlarme, m

junto a una línea en blanco. Su nombre, Damián de la Vega, ya estaba fi

a, tan desprovista de emoción, que por un momen

n parpadeó, su máscar

erd

había proporcionado. Se sentía pesada

está bien.

Esperaba otra pelea, otra escena, otra exhibición desesperada y patética de la esposa inconven

í que pudiera colapsar. S

vemente, un río negro que cortaba un vínculo de diez años. Cada letra era

documento como si temiera que pudiera cambiar de opinión. Lo guardó a salvo en su mal

-dijo, ya retrocediendo hacia la puerta, su trabajo final

sola en la casa cavernosa que nunca se

acia adelante, mi frente descansando sobre la superficie fría e implacable de la mesa. Era un ancl

stando a Damián. Estaba radiante, magnético, el hombre del que me había enamorado.

ieron en la parte inf

ra Quintana. No es solo mi inversionista principal; es mi inspiración, mi socia y

didas allí, un epitafio digi

cuando nadie

tres trabajos -mesera, limpiando oficinas, de barman- con las manos en carne viva y el cuerpo dolorido, solo para que él pudiera pagar la colegiatura de su maestría.

o podía permitirse un anillo de verdad, así que me había dado una

contenidas mientras me lo ponía en el dedo-, te compraré una isla

se la ofrecía a otra mujer, en televi

acababa d

pasando por nombres que se sentían como fantasmas. Encontré el que estaba buscando. Elena Lindsey. Mi tía, de la que

inco años, no desde una amarga pelea por Damián, un hombre al que ella

né el

re, su voz tan aguda y p

Ar

real que había hecho en tod

la voz quebrada-. ¿Puedo...

e". Solo una calidez repentina que a

casi termina. Mi jet privado está listo. Haré que te recoja en tre

oritaria, un salvavidas e

a lo que sea, lo resolv

-

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