Ah
el pasillo del hotel, pero el portazo de
own latía desbocado. Intentó gritar, pero una mano áspera
etílico de un extraño contra su cuello. Cada exhal
Barnett. No era el
¿Quién demon
el pecho del desconocido con los puños,
s años de entrenamiento en artes marciales; aqu
te, todo dio
avidad de una cama. Antes de que pudiera asimilar lo que oc
ambas muñecas contra la cabecera con una
uemaba; cada roce de sus dedos era como fuego. Sus intentos por resistirse
pánico la consumía. Sus palabras salieron en un murmullo tembl
ica respuesta obtuvo el bajo y áspero resuello
se filtró en la habita
dolor agudo le reco
entía las piernas débiles, inútiles
te: cuerpos entrelazados, caricias forzadas... pero e
ira impotente bullía en su interior. Apretó los puños con tal fuerza que las uñas
.
erie comenzó a despejarse y
eltas y ropa rasgada. Se obligó a levantarse, aunque cada mov
ponerse cuando la puerta se abrió de form
uria retumbó en la habitación. "¡Has cubier
dre, Craig Brown, irrumpir en la habitació
as marcas rojizas de humillación alrededor de su cuello y hombros. Un destello de odio puro y vene
nra?". Craig vociferó, con la voz rebosante de desprec
ada de ira protectora le incendió el pe
honra? ¿Yo?", replicó. "¿Y qué hay de ti? El día que nos echaste a la calle, a mi madre y a mí,
, afiladas y certeras. El rostro de Craig se
os, pero Valerie no se inmutó. Hacía mucho tiempo
nes de su propio padre, algo en su interior se quebró. La amargura que había ma
sesperada por escapar de esa habitación sofocante. Pero