no de aquel hombre
endureció. Sintió el impulso de ponerlo en su
arme con la familia Holt, no he tenido la intención de retractarme", dijo con voz suave,
rbables. Con delicadeza, tomó la toalla de las manos de la enfermera que
iró nerviosamente al hombre de mediana edad, sin saber c
urez y compostura de su parte. Probablemente había supuesto que se desmoronaría ant
rturbable. Su determinación se irra
a inevitablemente en manos de otros. El codiciado título de señora H
inente realidad, Valerie pa
en la espalda de Valerie. Su ceño, antes fruncido con desconfianza, se fu
encargarás de sus comidas. Si necesitas ayuda, consulta con el ama de ll
ibir una llamada urgente. Sin esperar respuest
su mente bullendo de posibilidades. Un brillo peculiar cru
s sospechas: ese hombre tenía que ser Stefan
con Jonathan. Años atrás, durante la enfermedad del abuelo de Jonathan, Nick Holt, su
bía dejado intrigada. Algo no cuadraba. El hombre que alguna vez luchó ferozmen
o más oculto det
, desechando el pensamient
familia Holt la t
a de lidiar con Craig, sacar a su madre de
lleno de engaños y peligros. No tenía ningún
vuelta a la realidad. El ama de llaves, ajena a la tormenta que se agitaba en su interior, continuó con entusiasmo, detallando la rutina de cuida
s. Pero justo cuando empezaba a seguir el hilo de la conversación,
ma blanco, ya de por sí fino. Sus abdominales definidos y sus pezones, de un r
cortó la respiración. Un intenso rubor le subió del c
mirada y levantar la vista, se encon
"Solo vamos a cambiarle los vendajes. Oí que es usted posgraduada de la Facultad de
ona; sus ojos brillaban, divertidos a
suave risa de Lucy delató que su sonro
le los v
Jonathan, cuyos músculos tonificados eran visibles a través de la
rie, no pudo reprimir una sonrisa pícara
ita amistosa en la mano. Sin más, dio media vuelta y salió de
e ella. El silencio en la habitación era denso, y el rubor que había