penas un susurro áspero. Era verdad. Haber pasado la no
rminé perdiéndome", mentí, esquivando su m
aste tanto". Me envolvió en un abrazo fuerte, casi sofocante. Su cont
a una madre angustiada. Preparó un baño caliente
artamento minúsculo. Cocinaba mi sopa favorita, la que solía hacerme cuando est
lidad, como si aquella miserable cocinita fuera su escenario, representando
, empujando el c
cabeza. "No t
suave, pero debajo había una orden firme.
gún lado", respondí
y me sacó del departamento. Su mano aferrada a mi brazo
r de lujo con copas de cristal y camareros impecables. Un s
nosotros", dijo mientras me guiaba a
la ciudad. Una sola mesa nos esperaba, adornada con
con una sonrisa de falsa generosid
ambre", repetí, con el
molesta por lo de anoche? Te
en", mentí, apar
ida. "¿Qué te pasa? ¿Tienes frío?". Me puso su chaqueta
táculo, una cruel
"Voy a traerte algo de medicina de la
a frente
e desplomé en el sofá mullido,
alboroto en la entrad
eñora! ¡Está reservado!"
no!", respondió una
iel, con el rostro deformado por la furia. Dos h
se abrieron incrédulos antes
. "¿Qué hac
os sobre el mármol. "Gavin me dijo que te había mand
iré, recordando que había sido ell
ferras a él, verdad? Patética". Se inclinó hacia mí, con desprecio marcado. "Te lo
ntira sobre otra mentira, pero era l
idi se torció.
asados", repetí, esta
decoración romántica. Por un instante, un destello de d
erta. Murió en un accidente hace años. Solo eres una
e yo estaba fingiendo ser la misma m
o a sus guardaespal
tante se acercaron y me sujetaron de los brazos.
stás haciendo?", grité, fo
solía ocupar Gavin, cruzando las piernas con elegancia. Tomó un ten
ío", murmuró con frialdad. "Golpéenla. Y cuando terminen, ró
endo cómo el pánico me apretaba
rios quebrándose. "Las leyes son para los insignificantes. M
a se llenó de manchas oscuras. Me golpearon una y otra vez hasta que el dolor estalló por todo mi cuerpo.
elada de ella atravesando la neblina. "Arrodíllate
no", escupí con
un gesto de furia. "¡Rómp
n torno de hierro, y empezó a doblarla hacia atrás. Cerré lo
á aquí!", gritó un cam