Instalar App
Historia

Capítulo 4

Palabras:1050    |    Actualizado en: 29/08/2025

penas un susurro áspero. Era verdad. Haber pasado la no

rminé perdiéndome", mentí, esquivando su m

aste tanto". Me envolvió en un abrazo fuerte, casi sofocante. Su cont

a una madre angustiada. Preparó un baño caliente

artamento minúsculo. Cocinaba mi sopa favorita, la que solía hacerme cuando est

lidad, como si aquella miserable cocinita fuera su escenario, representando

, empujando el c

cabeza. "No t

suave, pero debajo había una orden firme.

gún lado", respondí

y me sacó del departamento. Su mano aferrada a mi brazo

r de lujo con copas de cristal y camareros impecables. Un s

nosotros", dijo mientras me guiaba a

la ciudad. Una sola mesa nos esperaba, adornada con

con una sonrisa de falsa generosid

ambre", repetí, con el

molesta por lo de anoche? Te

en", mentí, apar

ida. "¿Qué te pasa? ¿Tienes frío?". Me puso su chaqueta

táculo, una cruel

"Voy a traerte algo de medicina de la

a frente

e desplomé en el sofá mullido,

alboroto en la entrad

eñora! ¡Está reservado!"

no!", respondió una

iel, con el rostro deformado por la furia. Dos h

se abrieron incrédulos antes

. "¿Qué hac

os sobre el mármol. "Gavin me dijo que te había mand

iré, recordando que había sido ell

ferras a él, verdad? Patética". Se inclinó hacia mí, con desprecio marcado. "Te lo

ntira sobre otra mentira, pero era l

idi se torció.

asados", repetí, esta

decoración romántica. Por un instante, un destello de d

erta. Murió en un accidente hace años. Solo eres una

e yo estaba fingiendo ser la misma m

o a sus guardaespal

tante se acercaron y me sujetaron de los brazos.

stás haciendo?", grité, fo

solía ocupar Gavin, cruzando las piernas con elegancia. Tomó un ten

ío", murmuró con frialdad. "Golpéenla. Y cuando terminen, ró

endo cómo el pánico me apretaba

rios quebrándose. "Las leyes son para los insignificantes. M

a se llenó de manchas oscuras. Me golpearon una y otra vez hasta que el dolor estalló por todo mi cuerpo.

elada de ella atravesando la neblina. "Arrodíllate

no", escupí con

un gesto de furia. "¡Rómp

n torno de hierro, y empezó a doblarla hacia atrás. Cerré lo

á aquí!", gritó un cam

Instalar App
icon APP STORE
icon GOOGLE PLAY