alguna. Las luces de la ciudad se veían borrosas a través de mis lágrimas. Estaba perdida, sol
jan
amente fuera de lugar en medio de la mugre. Me miró, su rostro un
ura, su habitual meticulosidad desaparecida. Me alcanzó, su mano
sistemáticamente mi vida. El amor que una vez sentí
satisfecho ahora, Alejandro? ¿Es esto lo
tela de mi bata. Encontré su mirada, y por primera vez, él lo vio. El vacío
de pánico cr
do? Ese video... no q
querido que nuestros momentos privados fueran expuestos de esa manera-. Pero podrías haberlo dete
nsada para preocupa
é como un hecho, no como una pregunta-. Por l
se tensó, per
risa amarga escapando de mis labios-. Gana
nfundido. Perdido. El vencedor
-susurró, s
o que irme. No puedo salir del país sin mi pasaporte y mi visa,
ósito. Era una apuesta desesperada y
a-, pero sé que es un buen hombre. Amaba a tu familia. Te acogió, Alejandro. Te cr
estello de duda se había ido, reempla
dro-. Por eso me acogió. Un patét
do terriblemente bajo-. Ojo por ojo. Un hijo por un hijo. Él me quitó
abía subestimado la profundidad de su odio. Esto n