ñorita Aguirre quiere postre. El señor G
omplacía cada uno de sus caprichos, sin
rgo en la boca, y en sile
los escuché reír. Esta
o falsa simpatía. "Su esposo la está engañand
go suave y reconfo
gentil con ella, se sin
omencé a mezclar ingredientes. Lo
tiramisú fr
"Ya no se me antoja tiram
gresé a la cocina si
murmullo bajo y cariñoso de Edua
rûlée. Cambió de
encontraba una razón para rechazarlo. Y todo el tiempo, Eduardo se s
dijo que quería el tir
a y preparé el pri
ué frent
dramáticamente. "¡Esto es asqueros
y me arro
mi cabello. Un trozo de mango golp
to de hablar, pero E
s", dijo, su tono despectivo. Me miró, cubie
limp
de Karla y la llevó escale
sa goteando por mi cara. Toda la situació
ñera con ag
rne viva, tratando de lavar la humillación, el
. La Elena que amaba a Eduardo Garza estaba muerta. Murió por las mentiras. Mu
e vestí con ropa sencill
atrimonio. Compré un boleto pero solo me quedé en la entrada, observando a las mu
. Pedí mi antiguo favorito, un latte de caramelo. Tomé un so
tos, o el recuerdo simpl
, cada esquina guardando un recu
dad en la montaña. La misma do
ones de piedra
econoció. Sus ojos contenían
s hoy, hija mí
misma",
o que se pierde puede ser encontrado de nuevo, per
na sensación de pa
o alrededor de mi cuello. Saqué los trozos quemados y rotos
parecían, sentí que algo
nochecer. La pantalla de mi teléfo
día
la pantalla. Ma