or más agudo en mi alma. Podía oír a las enferme
valiente! La Srita. Valdés ha
devota
pio hijo en brazos, un sueño que había atesorado en secreto duran
entes contra mis sienes. Había sobrevivido a sus juegos, a sus amantes, a s
a que era casi una fuerza física. Quería lastimarla. Quería
ras frescas en mi abdomen del procedimiento. Sin pe
comparado con el dolor en mi alma. La sangre se filtró a
mera entr
ra! ¿Qué es
momento después, Eva irrumpió en la ha
itó, corriendo
abulleron, dejándonos solos. Sabían que era
ndola más. El dolor físico era una distracció
agarre era como el acero-. ¿Es porque no quieres estar
visión borrosa por la
spreci
lo de dolor genuino en sus ojos an
a despreciarme. Hic
quitaste mi futuro! ¿Crees que esto es amor? ¡Esto es una jaula! ¡Una
os los años de dolor y res
ada sobre el amor. Solo sabes cómo p
en mis muñecas se apretó, sus nudillos blancos. Por u
a y escalofriante se e
ienses, Bruno. La de
tras del hospital, mis heridas sangrando, mi espíritu destrozado, y me arrojar
isionero
un hombre silencioso y de rostro sombrío que trabajaba para el
leo que ella llamaba hogar. No po
ono por debajo de la puerta. Era uno nuevo, con solo
taban esparcidas las cenizas de mi madre, había sido excavado. El mensa
única debilidad. Mi único lazo
a otra