fecto, como siempre. No había una costura fuera de lugar, no había un solo pliegue que desentonara. Todo en su vida, al igual que el vestido, siempre había sido cuidadosamen
ndería una bomba en la familia Cordero. Pero, a pesar del caos que su presencia podría causar, Ana sentía
pasillo, su voz autoritaria rompiendo el sil
apar del peso de la perfección que su madre le imponía, pero hoy iba a dar
Ana, con una sonrisa qu
impecable, como siempre. Su vestido de seda negra resaltaba su postura erguida, su cabello perfectamente peinado,
ó Margarita con una ligera sonrisa, aunque su
ner la compostura. En su interior, la ansiedad se mez
sintiendo cómo su
lujo que rodeaba la mansión, su aspecto contrastaba completamente con la sofisticación de la familia Cordero. Sus cabellos, al igu
tarían a alguien como él, pero aún así, estaba decidida. Estaba segura de su decisión. Él la había salvado, le habí
a se acercó a él, so
na ligera sonr
Estoy listo pa
detuvieron de inmediato. Los miembros de la familia Cordero, todos elegantemente vestidos, no pudieron evitar mirar a
ermano mayor de Ana, con una mirada de incredulidad mientra
Margarita, que siempre había tenido el control de cualquier situación, no pudo ocultar su desco
a y controlada, pero con un toque de
resión de todos esos ojos clavados en ella. Pero aún así, levant
eza. - Lo traje porque quiero q
José Luis interrumpió con una
no pudiera creer lo que estaba escuchando. - ¿Est
r la calma, se levantó de su asiento y se acercó a Lorenzo. Su mirad
n? -preguntó, con una so
vo su postura, sin inmutarse ante l
o lo es todo. -respondió, con un tono
eza. ¿Por qué su madre no podía ver lo que ella veía en él
más incómodo. José Luis comenzó a reír entre dientes, si
igos a la familia? -dijo en t
ndo. Ella había planeado esta cena durante semanas, buscando la perfección en cada det
r la calma, se gir
claro, pero con firmeza. - Solo soy un
aún más tenso, y Mar
n así a tu vida, a nuestra familia. Esto... esto no va a funci
Miró a su madre con una determinació
con firmeza en toda la habitación.
ambio en silencio, se giró hacia Ana con una peq
voz fue lo único que rompi
das de juicio. Ana se dio cuenta de que, al menos por el momento, había roto con todo lo que su fa
sabía cómo cambiaría todo esto, pero una cosa estaba clara: su vida ya no volve