gares -dijo Javier por teléfo
? -pregunté, la esperanza
upuesto. Puedo hacer qu
guntó Javie
iré
yo voy con él. Y
a al otro lad
.. ¿Dam
. Vio la posesividad que yo había confundido con amor. Me había señalado la dinámica en
or lo que creía que era amor. Le dije
u tono cambiando al de un hermano may
sar, Javier -dije,
raición, los pedazos destrozados de mi vida. Er
gilidad-. De acuerdo, Alana. Lo que
menso que casi me hi
Javier. Mientras tanto, tenía que actuar. Tenía que volver a la casa d
ular. "Ponte el vestido plateado que mandé a hacer
i hermano no estuviera en una cama de hosp
amento, y saqué con cuidado el reluciente vestido plateado.
ntando re
yada en el marco de la puerta, co
stuve el vestido contra mí. Ignorar
esvaneció, reemplazada
revas a i
ercana y la derramó deliberadamente sobre el frente del vestido plateado.
vestido era una pieza de diseñador. Ir
fue es
sde el pasillo. Entró, sus
te. Su rostro se contrajo, las lágrimas brotaron
taste cuando te diste la vuelta y cho
defenderme, para e
lo hiz
, cortándome. Su mirada era gélida-. Solo
sión suavizándose al instante.
rito. Fue un acc
, pero antes de irse, me lanzó una mirada
orazón como un peso de plomo en el pecho. Miré a Sofía, qu
s un susurro-. Ya acepté tus térmi
cruel jugó e
z un susurro venenoso-. Yo también estaré en la gala esta noche. Damiá
de pavor me invadió. Tenía que tener cuidado
retando el papel de la prometida perfecta. Las luces eran brilla
una voz estruendosa, anunció
mente único, uno que el dinero
y luego se detuvo, bañándo
mágenes del trabajo de la caridad, parpadeó. Mi propio rostro apareci
se me fue
por un instante, luego est
rtículo de