img El Sacrificio Supremo de una Esposa  /  Capítulo 2 | 14.29%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1072    |    Actualizado en: 31/07/2025

en ella. Tenía que salir. Tenía que sacar a Jimena de ese hospital y llevarla a un lu

o de la universidad. La con

teñida de lástima-. Todo está a nombre de Álex. El departament

a, con la voz tensa-. Me importa mi

ika. Esta gente

ntraba. Vio la maleta en la cama. No

pequeña caja

iamantes, una pieza tan extravagante que parecía obscena-. Dia

el collar,

¿Crees que una joya compens

, en voz baja-. Quier

. Voy a pedir

vía con una gracia perezosa que no ocul

ir a nin

es reten

bajo. ¿A dónde irás? ¿Cómo pagarás los gastos médicos de Ji

ta profesional había sido puesta en pausa por él, por s

-susurró, la lucha de

tocarle la cara, y ella se apartó de un respingo. Su mano cayó. El dolor

me t

olo... dale tiempo.

matones de tu jefa golpeen a mi

uiriendo ese tono familiar y defensivo-. Ella

, un sonido

to? ¿Y el de Jimena? ¿Acaso

z de encontrar sus ojos. El

gó la llamada. Era la

cortante-. Encuentra su música muy relajante. So

olicitud. Er

ijo Érika-.

e la situación. Ya ha

iró a Álex, él

hará sen

tenía

a imagen de trágica belleza. Álex estaba a su lado, su mano descansando poses

su voz como seda y veneno-. Gracias

lo, sus movimientos rígidos y robóticos. S

ara mí -orde

eca, desprovista de la pasión que una v

minutos, una sonrisa cruel jugando en sus labios-. Toca c

su rostro impasible, una estatua tallada en culpa y traici

ndo las suaves yemas de sus dedos. Ignoró el escozor, el dolo

carne viva, la piel abriéndose. Pequeñas gotas de sangre aparec

finalmente, su voz

ados, temblorosas y ensangrentadas. N

, inspeccionando las manos de É

rruinado. -Miró a Álex-. Realmen

bservó cómo Diamante tomaba un paño y limpiaba la sangr

a ti ahora. -Pasó una uña manicurada sobre las cuerdas, que habían sido pedidas especialmente y eran conocidas por

y con un solo movimiento violento, estrelló el instrumento contra el mármol. La ma

, la muerte de su pasión, y no sinti

lvió a

o, su voz un murmullo ba

suyas, su tacto ahora suave, una par

a casa. Te l

la chimenea. Miró el rostro de Álex, al hombre que acababa de pre

guntó, su voz a

si fuera la única respuesta que im

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