en este momento. ¿P
z. Era la de
ecorrió, más escalofriante q
uficiencia, sus ojos
contestó el teléfono. Carla Gar
Luego la voz de Carla, más ag
ién
tu novio -gruñó Demetrio-. Y si quiere volver
que ella pudi
stado de nuevo
con ella. Er
a física no era nada comparada con la imagen en mi cabeza: Damián y
mí, sino por él. Demetrio estaba desquiciado. Podría a
que me lastimaran de nuevo, sonó su teléfono. Miró el identifi
spalda. Su voz era baja, pero pude
cha un desastre, justo como querías... No te
Había hech
satisfacción en su rostro. Se burló, luego se dio la vu
ero unos minutos después, l
Ca
y sangrando, y su rostro era una máscara de fría indiferencia. Le entregó a uno de
u voz desprovista d
e pie, su tacto sorp
aré a un
andíbula y estaba segura de que al
iscreto. Me cosió el labio, revisó mis costillas y me colocó un puente de
a, con los brazos cruzados. Cu
baja-. Por recibir la
olpiza. Todo había sido ella. Había creado una crisis que solo ella po
etrio? -logré preguntar,
edo proteger a Damián, y tú no. Lo viste tú misma. Te dejó en un edificio en llama
or la noche, revisitando los lugares que guardaban nuestra historia. El restaurante barato donde celebramos
aquí. Había construido todo mi mundo alrededor de Damián, y sin él, solo era un fantasma. Él ha
onó mi teléf
su voz tensa con una emoci
que en el que estaba. Est
reguntó, su mirada recorr
añas, Damián? ¿La lucha? ¿Los días en q
ró el horizonte de la ciudad, las torres
ra-. No lo extraño. Odio esa época. Odi
o pasado, la base sobre la que pensé que se constru
vergüenza? ¿Fue mi amor solo un recorda
ce. Ya sabía
s puntos en mi labio
beríamos mirar hacia ad