img El Costo Invisible del Amor  /  Capítulo 1 | 7.69%
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Historia
El Costo Invisible del Amor

El Costo Invisible del Amor

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:2054    |    Actualizado en: 31/07/2025

miliar lo dejara marginado y destrozado, tuve dos trabajos para mandarlo a una uni

tecnológico que siempre supe que podía ser, se enamoró

. Él también empezó a olvidarme. Olvidó mi cumpleaños. Olvidó mi comida favorita. Durante una alarma de incendio

mis propios sueños para que él pudiera tener los suyos. Pensé que m

almente me rendí. Compré un boleto de autobús d

o de Carla: su confesión

nsaje diciéndole que habíamos termin

ítu

voz de Maya sonaba con incredu

de la ventana de mi departamento. La lluvia se deslizaba por el vidrio

uelvo

z años? ¿Vas a renunciar a t

aire. Sabía lo que realmente estaba

voz plana. Tracé una gota de lluvia con el

finalmente hizo la pregunta

e había estado cargando durante una década. No respondí de inmediato. El

z apenas un susu

ó con un mensaje. Era de un número que

un boleto de autobús. Mi bole

"Ya no serás un lastre pa

lla. Car

e, mi pulgar firme a pesar

o

onversación y bl

n mi mente. Un nombre que una

urso de programación que había ganado. Era brillante, el chico de oro de nuestra universidad pública, l

l auditorio. Me sentía simple, invisible. Tenía dos trabajos para pagar mi colegiatura y ap

u mundo se

, el chico de oro era el hijo de un criminal. Los susurros lo seguían a todas partes. Viejos secre

ó ahora lo señalaba y se burl

seguirlo. Lo encontré en la azotea del edificio más alto del campus, de pie en el borde.

a sa

n su chamarra. Tiré con todas mis fuerzas, mi propio miedo me hizo fuer

con los o

ué me d

e fuera se sentía como un desgarro en el tejido del mundo. Así que so

sin hablar, solo dos personas r

ergüenza. Le encontré un departamento pequeño y barato lejos del

a mi prop

el cuerpo adolorido. Ahorré cada centavo para enviarlo de vuelta a la escuela, no a nuestra universidad pública, s

los ojos llenos de una me

¿por qué

a café rancio y desinfectan

n. El mundo necesita verlo.

nces, con ex

Lo juro. Un día

na importante firma de tecnología. Se convirtió en el Damián Rojas

tipo que yo solía limpiar. Las luces de la ciudad que una v

abía terminado. Pensé que fi

vocada. Lo peor

para buscar una receta una noche cuando apar

gura y ojos que brillaban con inteligencia. Era hermosa, so

sobre el trabajo, discusiones sobre algoritmos complejos

casi despectivas. "Ocupado".

ño y tonto des

cto preocupado. Caminaba de un lado a otro

te a mí-. ¿Cómo... cómo le haces

omo un puñetazo. El air

ica? -pregunté,

ada. Inteligente. De

rl

u apoyo, su roca. Había cocinado para él, limpiado para él, lo había ab

a agradecido. Se sentía e

la práctica. Pensé que mis acciones hablaban por sí mismas.

mo una deuda a pagar, no c

donde todavía trabajaba a tiempo parcial. Se sentó frente

ente juvenil sellado de Damián. Lo único que a

ar esto -dijo con calma-. Damián está a punto d

re se m

lada-. Mi padre está en la junta directiva. Puedo ha

us ojos encontrán

Viven en dos mundos diferentes. Se siente obligado contigo, y

cuidadosamente apuntado, y

ré mis manos ásperas, mi ropa sencilla. Pensé en las conversaciones que é

o podía protegerl

odía hacer. Era el último sacr

la esperanza de que algún día me viera. L

os. Jadeé, agarrándome el abdomen. Era mi viejo problem

emblaban demasiado. El frasco se resbaló, esparc

puerta principal se abr

rodeada de pastillas

ca! ¿Q

a de la larga práctica. Sabía exactamente dónde estaba la bolsa

iente en mis mano

surré, con l

na preocupación familiar y distante. Estaba preocupado, per

durante horas, susurrando disculpas, culpándose por el estrés que lo causaba.

e pelo de mi cara, un gesto que una vez h

cí y apart

con la mano suspe

lan

s ojos era genuina

empecé a decirlo

no sonó, rompi

de llamadas. Carla. Su

todavía en mí, pero su

. Okay, okay, voy para

antó, ya agarr

problemas. Te

antes de que pudie

silencioso departamento. Era el son

pedirme. Él ya

en comparación con el de mi corazón. Caminé hacia el refrigerador. D

mi cum

dado. Siempre

y pedía un deseo en silencio. Durante

felicidad

lama danzar. En su luz parpadeante, lo vi de

rellas no pertenecen al suelo. Están destinadas

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