onversaciones murieron. Todos lo
rsación y corrió hacia adelante, con el r
Jimena, que ahora estaba hecha un ovillo
? Jimena, ¿e
e, mirando a Adriana co
. Sintió una extraña sensación de claridad. Se arreg
odeaba el cuello de Jimena. Era una pieza única que
pio, desabrochó el collar. Jimena jadeó, pe
eluciente collar par
go", anunció, su voz resonando en el silenc
mujer la miraba, hipnotizada. Adriana sonrió cálidamente y a
mí", dijo Adriana. "
sin palabras por la c
olvió hacia
acabó. Por fav
menzaron a salir, susurrando entre ellos, sus ojos yendo y vinie
hubo marchado, el silencio en el
tarse y la acomodó en un sofá
E LA CABEZ
teza profunda y vacía. Este era el hombre que había a
rdo. En nuestra c
peas? ¿Me humillas
siado cansada para dis
y a la
a agarró
os term
raído por una mezcla
to de esto
su brazo hasta que la soltó. Caminó haci
svaneció, reemplazada po
ícil. Pero tengo una responsabilidad con Jimena. Su mad
, como si fuera una gran con
leras y lo miró. Una risa ama
ejaste entrar en nuestra casa pa
n el marido de otra mujer? ¿O es
e Gerardo s
el puño una mesa cercana. El sonido
ilia! ¡Igua
. Las lágrimas asomaron a los ojos de Adriana,
ella, Gerardo", dijo, su voz temblando ligerame
su voz haciéndose más f
las manos. Nada de arrebatos emocionales. Ningún comp
eso. Por ella.
ocena de emociones: ira, culpa, ver
ó su teléfono y llamó al j
orita Gutiérrez", dijo, con voz nítida y autoritaria. "Y asegúrese
l mayordomo llegó a
, el señor Ga
o lo dejó
ñora Garza
lg
ijamente, con el
. Hablemos de est
de qué hablar
ego se dio la vuelta y salió furioso de la ca
esonó en el
scalera. Las lágrimas que había contenido durante tanto tiempo fin