img Su Dulce Escape del Caos  /  Capítulo 4 | 40.00%
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Historia

Capítulo 4

Palabras:1078    |    Actualizado en: 30/07/2025

ompostura. Había llorado toda la noche, pero se había maquillado, se había puesto un elegante t

a un pijama de seda ridículamente corto que pertenecía a Adriana. Est

soltó un pequeño jadeo e inte

o. No encontraba mis cosas y tenía ta

ador, bebiendo café y leyendo el per

Jimena y se dir

es para el persona

ajó el periódico, co

ble, Adriana. No convie

hó a llorar

árdenas. Me iré. No

a corta y fría y se d

amó Gerardo, pero

cina de la abogada de divorci

Y quiero un desglose completo de nuestros bienes compa

astuta llamada Licenci

e inmediato, señora Cárdenas. Nos asegur

mbido constante de su teléfono. Docenas de llamadas

ba en silencio. Subió la amplia escalera haci

y se le cortó

adas a un lado. Una pieza de lencería de encaje negro, que no era suya, estaba tirada descuidadamente

o del empalagoso olor a

ste era su santuario. Su lecho conyugal. Habían

ue un grito desgarrador

aspecto nervioso. Observó la escena y sus oj

iana, con la voz temblando

su mirada. "Jimena estaba ayudando a las

nada sobre

ció detrás de él, con las mejillas

o. Vi su hermosa lencería cuando estaba ayudando a guardar la ropa y no pu

pareció

oven, solo tenía curiosidad". Se volvió hacia A

riana era tan inmensa que

baja. "¿Qué sigue? ¿Me dirás que si los hubiera encontrad

erardo se enso

na. Te has vuelto am

de ser ir

de sí misma y libre. Se había vuelto tan obediente, tan silenciosa. Esta

so sobre manila y lo arrojó

ivorcio, Gera

par, sus pupilas se encogiero

star habland

ado más en ser

cálmate",

rmó ella, con voz plan

a, arrebató los papel

ORCIAR DE TI! ¡Es

lozar en el umbral,

"Si nunca hubiera vuelto,

ó su fría mira

Nunca debiste

imió más

lado, atrayéndola en

Adriana! ¿Cómo pue

toda la casa. El ruido hizo que la Matriarca Garza,

ozado, su nieto llorando, la chica sollozando y e

o esto". Explicó la deuda de gratitud que la familia tenía con la mad

matriarca, con lágrimas en los ojos. "Por favor, perdona la est

to arrepentido, ta

. Por favor, dame u

determinación de Adriana vaciló. Quizás podrí

a. Durante unos días, Gerardo fue atento y amable. Adriana comenzó

con el rostro como una nube de tormenta. Detrás de él, sostenida por un mayordomo,

Adriana con un

pudiste ha

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