entáneamente confun
s decir con
petir su exc
e acaba de
pero cortante. "Hoy es mi cumpleaños, Gerar
n los hombros temblando por los sollozos. Pero Adriana vio el d
¿verdad? Está dis
nalidad apasionada, a su amor por la música a todo volumen, a su ropa informal. Aprendió sobre bellas artes, ópera y las
a la hija de un ama de llaves por encima de ella, en su propio cump
dijo Gerardo, con la
on una fuerza que los sorprendió a ambos. Se dio la vuelt
a siguió, un susur
irme... He hecho tan inf
de náuseas. La actuación
s no derramadas. Recordó la propuesta de Gerardo, tan formal y correcta. Le había prometido una vida de respeto, de com
bresaltándola. Era A
ravés de los altavoces del auto. "Te extraño como l
gró una so
io, Álex. No
que lo decía en serio. Su devoción era un contraste agu
almente se fue a casa. Era tarde, pasada la me
ente de luces. La música y las risas se
estaba llena de gente. Era una fiesta. Una f
nfitriona. Saludaba a los invitados, dirigía al perso
estido Chanel vintage que Adriana había estado guar
como una extraña
ró a acercarse, con una so
ados. Pensé que, como la noche empezó ta
riana estaban
, Gerardo? ¿Organizando
con la voz a la defensiva. "Orga
ana era de hielo. "¿También le d
, Adriana", espetó él
equeña sonrisa triunfante en los labios. Algunos invitados, amigos
leaños!", dijo uno de ellos, t
a una conversación, d
deslizó hacia Adriana, su voz un sus
e es mi lu
inó más
recías. Nunca fuiste
estamos destinados a estar ju
más joven, a su rostro
amaridos, Jimena?", preguntó, c
Jimena. Se inclinó, sus labios casi tocando la oreja de
ísico. En ese momento, todas las reglas, toda la disciplina, t
trelló contra la mejilla de Jimena. El sonido de la bof