ión fue un único y escueto mensaje de texto: *Camila está muy alterada. Me quedo con ella para asegurarme de que ella y
tensa y furiosa. Los moretones en su cuerpo se desvanecieron de un morado violento a u
ando hacia un pequeño museo privado en la Condesa, un lugar que ella y Bernardo habían descubierto ju
una banca frente a un Monet. Él la había besado entonces, un beso
uerdo era sol
estaban en un silencio reverente. Se reían, Camila apoyada en Bernardo, con la cabeza en su hombro. Parecían jóvenes
ianos que estaba
a mujer a su esposo, lo suficiente
rostro iluminado de orgullo
sesivamente el pecho de Bernardo. Lo presentó no como su emp
indulgente que Sofía no había visto en toda una vida. Se
na de una calidez genuina que heló la sangre de Sofía-. Contigo,
a sido su vida para él: un papel que interpretar. El esposo obediente, el director gene
cido con Sofía. Era su simplicidad. Era una chica de un mundo diferente, sin el peso
n peso de plomo en el pecho. Pero al rodear una escultu
ltó, sobr
. -Parecía nerviosa, culpable-. Estábamos
a, Camila -dijo Sofía, con la
ared sobre ellas, aflojada por las vibraciones de una co
Camila reaccionó. No gritó ni corrió. Empuj
e Camila con un ruido sordo y enfermizo. El
furia. Vio a Camila en el suelo y a Sofía de pie
nando en la silenciosa galería-. ¿Nos estás s
ealidad, que Sofía solo pudo mirarlo en un silencio atónito. Él pensa
cogiendo a una sollozante Camila en sus b
ebé. Te tengo
a nada y pasó junto a Sofía
de nosotr
smo hospital, la misma sala de emergencias que se estaba convi
osible fractura. Los médicos la llevaron de urgencia a una habitación pr
idad significativa de sangre por un corte profundo causado por el borde de la placa. Necesitaban operar
dudarlo, arremangándose la manga-. Tom
idad de forma segura -le advirtió
Su vida es más importante. Si nece
servaba desde el pasillo, un testigo silencioso e invisible. Estaba dando literalmente la sangre de su
os. Se puso pálido, su respiración superficial. Después de que le extrajeron la seg
lo en un goteo intravenoso en una habitación
mila fue un éxit
ue las enfermeras lo estuvieran atendiendo. No entró en
un nombre se escapó de sus labios
mil
a. Nunc
r, cualquier vestigio de su historia compartida, mu
su bolsillo. Era un n
Confidenciales Ébano. Su nuevo pasaporte y documentos están listos para
s, una promesa de un fu