img La amarga venganza de una esposa  /  Capítulo 1 | 4.76%
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Historia
La amarga venganza de una esposa

La amarga venganza de una esposa

Autor: Gavin
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Capítulo 1

Palabras:2031    |    Actualizado en: 29/07/2025

una mentira, sin hijos por una rara condición genética que, según él, mataría a cualquier mujer que llevara a

repente, Bernardo siempre estaba ocupado, apoyándola en "difíciles ciclos de

confesó a sus amigos que su amor por mí era una "conexió

en el Lago de Como, en la misma villa que m

a mí, usando una mentira sobre una condición genética mortal como exc

iendo sobre un viaje de negocios, s

e yo lo había

aneaba su nueva vida, yo ya

ar a un servicio que se especializaba en u

ítu

r con vistas al Bosque de Chapultepec, un apellido que abría cualquier puerta y una historia de amor que comenzó en la preparatoria. Pa

rlo a luz. Una rara condición genética hereditaria, la llamaba él. Una bomba de tiempo que, según afirmab

on la voz tensa, su mano apretando

icar su propio y profundo deseo de tener una familia. Volcó sus instintos matern

egó el u

l de la Torre, se estaba muriendo. Desde su cama de hospital, rodead

je de la Torre no termina contigo. Hazlo

Esa noche, Bernardo se acer

o, con la voz cuidadosamente

speranza hacía mucho tiempo,

de alquiler

embrión, su útero. Tú serías la madre en todos los sent

ía de todo. Una semana despué

mismos pómulos altos, el mismo tono verde esmeralda en los ojos. Era más joven, quizás una década más jo

n brillo extraño en los ojos-. La agencia dijo

da baja, murmurando sus respuestas. Parecía abrum

tarde esa noche, atrayéndola hacia él-. Ella es solo un recipiente. Un med

de la mitad de su vida, y eligió creerle. Tenía que hacerlo. Era

as comenzaron c

do estuviera en la clínica. Empezó a fal

altas horas de la noche-. Las hormonas la tienen muy sensible. Los mé

mida con Bernardo. Compró mantas suaves y ropa cómoda para

ido un fin de semana en Valle de Bravo, so

n -dijo por teléfono, con la voz apresurada-. Tengo qu

ebanada de pastel de la pastelería, el

iera llamó. Un mensaje de texto

clínica. No me e

bebé. Es un proceso estresante. Él está tan involucrado como yo.* Se aferró a las explicaciones com

se estrelló contra el costado de su coche. El impacto fue violento, una sacud

sonó, y luego sal

emblorosa-. Estoy bien, creo, pero mi coche está

llamar a una grúa y la llevó a urgencias para que la revisaran. Tenía un

on el teléfono en silencio en la mano. Volvió a

lor en su pecho. El departamento estaba oscuro y vacío. Encendió las luces y vio una copa de vino

vo una reunión. Pero la semilla de la duda, una vez plantada, era ah

igos en un club privado del centro. Sofía, todavía cuidando su brazo torcido y una c

al salón privado, escuchó el murmullo de la conversación. Se detuvo

su voz, clara y sin cargas,

leno de una pasión que ella no había escuchado en años-. Con Sofía, es... es u

ano suspendida sobre el pomo de

gos, Marcos, s

a idea, Bernardo? ¿Manejar a las

le revolvió el estómago a Sofía-. Sofía tendrá a su bebé y será fel

es. Se apoyó contra la pared, la madera fría en ma

golpe final, e

, su voz bajando a un susurro conspirador-. Una secreta. Solo nosotros y algunos de sus amigos

abía prometido llevarla para

ando un jarrón decorativo de un pedestal en el pasillo. Se hi

se abrió de golpe y Bernardo apareció allí,

Qué haces

etrás de él, sus rostros una

o sabía que poseía. Miró a su esposo, el hombre que planeaba un

, con la voz firme-. E

una conversación ruidosa y forzada sobre la bolsa de val

ien? Te v

omo una marca de hie

Un día largo. -Miró más allá de él, hacia la ha

na última y desesperada súpli

de Bernard

taría aquí? Ella es solo el vientre de alq

ilidad tan despectiva que le robó el alie

ntió len

La herr

ros conmocionados de sus amigos ni l

ijo por encima del ho

a calma gélida se extendía por sus venas, congelan

n iluminó la tableta que Bernardo había dejado

esperar a que llegues y me quites esta ropa. La tarde de

e iba a Boston por un viaj

ravés de una película de lágrimas que se negó a dejar c

n edificio de oficinas elegante y discreto en Reforma. El letr

ución absoluta. La vida que conocía h

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