img La amarga venganza de una esposa  /  Capítulo 3 | 14.29%
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Historia

Capítulo 3

Palabras:1264    |    Actualizado en: 29/07/2025

dose en los bordes. Un sudor frío le brotó en la frente, y las voces parlanch

ró en el espejo ornamentado. Su rostro estaba pálido, sus ojos atormentados. Esta no era la So

garganta. El dolor en su pecho era un peso físico, una presión aplastante que le d

la salita contigua, una habitación que rara vez se usaba d

detuvo. Conocí

pero podía verlos claramente. Bernardo tenía a Camila presionada contra una estant

de Camila llenaron

as manos enredadas en su

su vestido-. Quiero presumirte. -Se apartó un poco, sus ojos oscuros con una lujuria que Sofía no había visto dirigida a ella

miedo más profundo. No solo estaba siendo reemplazada; estaba siendo d

sus labios trazando su mandíbula-. Y te co

amila, inclinando la cabe

tocador, con el corazón martilleándole en las costillas. Los vio irse, con el brazo posesivament

una pasión que pudiera llevar a un embarazo que la matara. Era una mentira. No le tenía miedo a la pasión. Simplemente no la sentía por ella. La había estado guardando

la era la única cosa que Sofía no podía ser: joven, sin cargas y, en su mente, fértil. Una pizarra

rañas. De alguna manera logró recomponerse, volver a la fiesta bri

en las mejillas. Una pequeña marca oscura, un chupetón, era visibl

e Sofía, se acercó. Parecía nervi

mblorosa-. El champán... es un poco fuerte para

salida de un encuentro secreto con su esposo,

n en un nudo apretado y furioso. Su

es, el d

torre de copas de champán, una pieza central de la fiesta. La torre se tambaleó precariamente. Por un segundo horribl

entos de vidrio llovieron sobre ella, cortándole los brazos y los hombros. Un trozo grande le golpeó la frente, y un ch

Corría, su rostro una máscara de terror. Por un m

corriendo

ero estaba ilesa. La atrajo a sus brazos, protegiéndola

imaste? ¡El bebé! -gritó, sus m

vez, sus ojos fríos y molestos, como si ella fuera simplemente un inconveniente, un desastre que lim

ó los restos de la torre de champán, una metáfora perfecta de su vida destrozada. El dolor de sus cort

la fiesta, dejando un rastro de huellas ensangrentadas en el prístin

ias más cercana, la misma a la que

triaje, sus ojos llenos de lástima profesional

voz un susurro hue

al mismo hospital, a una habitación privada al final del pasillo. La estaba

a, su pulgar limpiando suave

, su voz llegando por el pasillo s

dicho a ella. Las enfermeras del piso susurraban, comenta

. Lo vio como realmente era ahora: un hombre que no solo quería un reemplaz

ital, Sofía supo que tenía que hacerlo ofi

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