la ciudad parecía envuelta en un velo gris que apagaba los colores. Elías estaba en
guros, como si quien los diera no estuvier
y los ojos rojos. Llevaba un suéter enorme -probablemente no
r? -preguntó
palabra, y se sentó en el sofá como si ya conociera el cami
el de la lluvia y el crujido de sus r
ocías a alguien... y resultó
, con las manos entrelazadas
es eso... lo peor es que yo lo presentí. Pero me aferré
fiar -dijo él suave
ó una ris
enamorarme de nuevo, de alguien igual o peor. Porque así soy
, generosa. Que merecía a alguien que la mirara como él la miraba desde hacía años. Pe
-preguntó, como quien extiend
seguían húmedos, pero
ole
am
ó una manta y luego se sentó a su lado, en silencio. Luna cerró los ojos, y
de amor y el alma hecha pedazos. Porque estar cerca de ella