en silencio. Sie
maquetas perfectamente alineadas y fotografías en blanco y negro de edificios que había diseñado. No había desor
ibujaban casas con chimeneas, él medía proporciones con una regla. Mientras otros soñaban con
ad de estructura, cada vez que pensab
rámica, lienzos apoyados en las paredes, plantas colgando del techo, música sonando a todo volumen aunque nadie la escuchara realmente. Había ta
ientras paseaban por una exposición de ar
ndo era ordenado... pero ella, con todo su ca
visar. Llevaba una caja de madera en la
o sin esperar permiso-. No de arquitecto, sino
caba varios dibujos. No eran lienzos terminados, sino bocetos. Trazos rápidos, figuras abstractas. Algunos lo mostraban a él. No con p
o? -preguntó, c
iera. -Luna le guiñó un ojo-. Te he visto
n. Porque para él, eso era exactamente lo que le pasaba con
, de pie, con las manos en
tú. Y tambié
é que sería lindo juntar nuest
o si sus paredes internas, tan firmes como los edificios
s dos formas d
rde, mientras ella seguía mostrándole sus trazos y hablaba sin parar de colores y movimientos, Elías pensó q
sin p
con