pejado, el mar al fondo brillaba como vidrio roto y, desde el balcón del apar
stro apartamento,
stética de los videos", también sofocaban el aire. Como si la casa estuviera conteniendo la respiración conmigo. El aire acondicionado zumbaba
mesa? - preguntó, sin lev
e no era un
l tono de mi voz sonó má
dormido mal. Porque las cifras del último video habían bajado. Porque algu
de revisar el contenido conmigo. - Tienes que son
er lo que él quería. Creo que, en el fondo, quería agradar. Quería enc
tricos, sin cubiertos torcidos. El silencio entre nosotros era afilado, y aun
preparando nuestro brunch de sábado, como s
Sino porque no quería ver la form
tras tanto, afuera, alguien ponía música desde un coche. Reconocí el sonido: Volare. Tan clich
torcidos. En aquella época, yo era desordenada. Intensa. Sincera. Y, sobre todo, mía. Enzo decía que yo brillaba, que tenía alma de artista. Per
Con tanto trabajo con las ma
me repetía. Pero hoy, me parecía más bien por miedo. Mi
hoy? - pregun
marca, pero todavía estoy vi
ez se quede aquí. Tal vez comente sobre mi cabello. Sobre mi r
manos, pero apenas. Como al principio, cuando él todavía pedía perdón desp
l blanco, las plantas artificiales que él decía que eran "neutras".
ue se enfriaba rápido. El sabor era demasiado amargo, inc
onroneaba en la barandilla. Vi a dos adolescentes riendo y compartiendo aur
esde hacía semanas. Un milímetro por día. Una elección silencios
allí. Pero ya
vez eso era lo ún
asta tener el valo