eta" y que a los fotógrafos de la noche les encantaría. Dijo también que el rojo quedaba b
lir mal - dijo, ajustando el nudo de la corbata f
ificación parecía retumbar en el silencio entre nosotros. Mientras tanto, yo intentaba controlar la
la Allegra verdadera se hubiera quedado afuera. Sentada en un banco de pie
pas infinitas, camareros que flotaban como sombras educadas. Influencers con sonrisas ensayadas y ropa que gr
sa risa que usaba cuando quería cerrar negocios o conquistar seguidor
parte de la imagen - susurró, entre die
ed
s. Me quedé allí, callada, sonriendo de manera mecánica, como un cuadro bonito en una pared
n que rechacé, él se inclinó
¿Puedes fingir
hecho en los últimos meses. Pero me tragué la respuesta. La
da clic de cámara, en cada risa forzada, me alejaba más de
con la cámara en la man
na foto espontánea
ntura, pegó su rost
me de
Solo un segundo. P
ic no
ien..." incómodo. Enzo, sin embargo, mantuvo la s
ra? - dijo entre dientes, sin
tu muñeca
no le
quí? Vestida así, colgada de
las miradas alrededor. Sentí a la gente escuchando -
ía en el cuello, en las muñecas, en la b
sé qué h
yo hubiera escupido
¿Delante de todo el mundo? Er
era miedo. Era otra cosa. Algo
. Lib
in pedir disculpas, sin mirar atrás. Ni siquiera
rtas, los tacones dolían, pero no me detuve. Caminé cuadras enteras sin
medio de la ciudad que me envolvía y al
ia R
do en
uerdo bueno. La única que
temblorosos. Respiré hondo.
as un lugar para
ogido. El tiempo parecía
llegó en meno
pre.
aje tan corto, tan simple, pero que p
llevaba mucho
tó. Entré al apartamento, me quité los zapatos y me senté en el suelo de la sala. Allí
allí larg
eña del armario, eché dentro ropa básica, documentos, el cuaderno de boce
mesa con la comp
Nápoles – París.
tré.
la casa era cas
no habí
lvería a mi papel. Que
o tiempo, el papel se rompió.
iré
maleta lista al