se con la madre de Alejandro. Yo tenía dieciséis años. Me trajeron a esta m
se volvió a casar y su nuevo esposo no quería cargar con la hija de otro hombre. Me enviaron con mi padre co
Y la promesa que le hice a mi padre en su lecho de
viera a cargo de la empresa familiar, ellos recibirían una generosa
z a
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n el altar del deber familiar
me estás e
me sacó de mi tran
e parecía atractivo y seguro, ahora se veía superficial y cruel
voz ronca. "No te
íbula s
ses. Te pondrás bien
aje, Ricardo," dije, con
Qué
te vayas de m
. Su expresión cambió de la fal
bas de pasar por algo traumático. E
nte en la cama. El movimiento me causó una punzada de dolor, pero la
arme así? Después de todo lo que he hecho por ti. Te d
manejé la empresa que heredé de mi padre. Yo crié al hijo que adoptaste. ¿Qué hiciste tú por m
se enrojec
iciosa, igual que ella. Siempre queriendo más. ¡Per
uerta, su mano te
sidad. Así que más te vale empezar a mostrar algo d