ma. La luz del sol se filtraba a través de las cortinas cerradas. Escuchaba murmu
o un remanso de orden bajo mi
o y me había dado analgésicos. El dolor en mi vientre se había cal
alma en medio de la desolación. La calm
Sabía quién era sin necesidad de mirar. Su perf
. El padre del hijo q
oz falsamente suave.
odía soportar ver la h
la cama. Sentí el colchó
o espontáneo. Fue por el estrés, supo
aban. Una forma limpia y convenie
ara del clima. "Es solo un chico, Sofía. A veces hace bromas pesadas. No
alabra resonó en e
mechón de cabello húmedo por el sudor. El
rimera vez, escuché un atisbo de su verdadera
idamente, como si
te recuperes, podemos irnos de viaje. A Europa, como siempre qu
fección sin pedir nada a cambio. La mujer cuyo rostro se parecía al de la madre de Alejandro, una
e mi vida pasaron frente a mis ojos
tomó la mano. "Sofía, prométeme que cuidarás de la empresa. Y de Al
cioso socio de mi padre, estaba a mi lado. Me dijo que me ayudaría. Unos años después, me propuso matri
le
icial de la empresa. Ricardo era la cara pública, el preside
z a
ada, sangrando en mi propia cama, escuchando mentiras de un hombre que me veía co
convirtió en una rabia f