partió el ab
como si unas garras de hielo me e
labro brillaba sobre la mesa larga y pulida. Era mi
? Lo preparé espec
aba. El licuado de fresa que me acababa de dar, el que me tomé de un solo tr
doblarme sobre la mesa. Un sudor frío me re
. ¿qué... qué
e yo había cuidado con tanto esmero durante diez
ue te me
or que siempre había sentido por él, ese
te he odia
voz un susurro venenoso que s
z que te veo, veo su car
ió desde el vientre hasta la garganta. Sentí una humedad caliente entre mis piernas
b
ía que existía hasta que el médico me lo confirmó
oción mientras observaba la sangre. "Lo hizo infeliz, lo abandonó. Y tú eres idénti
de sus palabras era aún peor. Me atravesaba el a
z a
hijo que adoptó con su segunda esposa. Diez años en los que renuncié a mi juventud, a mis sueños, para converti
urré, con la garganta seca.
fía. Te usé para tener una vida cómoda. Ricardo también te usó. ¿Crees que de verdad te ama? Solo quería
una década, se extinguió por completo. De repente, todo se volvió frío y silencioso po
entera por personas que
mesa y me puse de pie. La sangre goteaba en el suel
sonando lejana, como si p
una ceja arqueada
tienes nada. No eres
resp
comencé a caminar. Cada movimiento era una tortura. Sentía cómo la vida se me escapaba, cómo mi cuerp
salir de
escapar de