mbulaba como un fantasma. Descubrió que su esposa, Isabella, le
en la reputación familiar", le decía, mientras seguía tratando a Isabella
como una traidora, y su agonía se intensificó. Isabella, por su parte, se v
a mesa, destruyendo todo a su paso. Con los ojos inyectados en sangre, me gritó: "
hijo me empujó, lastimándome. "¿Por qué los defiendes a
mientras lo abrazaba. "Tienes que confiar en mí. Te juro que todo se va a arregl