silencio del estudio se sentía pesado, cargado con los fantasmas que la llamada de Rebeca
Serrano quiere hablar contigo. Mateo está destro
nde estaba ese profundo amor cuando me humilló públicamente? ¿Dónde estaba cuando permitió que
dirán. La Sra. de Serrano, que siempre me había tratado con una dulzura condescendiente, como
trosa fiesta de compromiso. Estábamos en su sala de estar, rode
de té en una porcelana finísima. "Sabes que te queremos como
do que sería algo sobre lo
s muy demandante. Él necesita un apoyo incondicional en casa. Un refugio. A veces... a veces si
de él. Tu papel es apoyarlo, no competir con él. En ese momento, lo interpreté como la preocupación de una madre anticuada. Ahora, con la
u obsesión con el estatus y el control. Y Rebeca, por su lealtad ciega a una f
me quedaría ahí, esperándolos. Esperando a que el gran Mateo Serrano, a
de la Ciudad de México, a empezar de nuevo en un lugar donde nadie conocía mi nombre ni mi historia vergonzosa. Y fue en ese nuevo comienzo donde encontré a
ino una jaula dorada. Una en la que yo era la que tenía que encogerse para que él pu
i presente. Miré mi teléfono una última vez. El mensaje de Rebeca seg
go hice lo mismo con el número desconocido desde el que me había llamado.
era proteger la paz que tanto me había costado construir. Mi familia. Mi fe