azón de la bulliciosa Ciudad de México. La luz de la mañana se filtraba por los ventanales, iluminando los bocetos esparcidos so
do un número desconocido. Normalmente lo i
uen
¿Sofía,
errado. Rebeca. Mi amiga de la universidad,
?" Mi tono fue más frío de lo que
pausa i
ta, no sabes cuánto lo siento. Pero te ll
anque. Mateo Serrano. Mi amigo de la infancia, mi primer amor, mi pro
voz firme, mientras mis dedos se apr
resultaba extraña. "Él no está bien, Sofía. Desde que... bueno, desde que te
sin alegría esca
¿Ahora? ¿Despué
llenó la cabeza de mentiras. Ahora todo salió a la luz. La familia S
no. Las luces parpadeantes, la música, las sonrisas falsas de la alta sociedad. Mateo en el escenario, con un micró
ntino. "Ella ha estado jugando conmigo todo este tiempo. Su corazón le pertenece a otr
ientras él anunciaba que rompía nuestro compromiso y se iba con ella. Me quedé sola, el anillo de diamantes sin
a, vacía de toda emoción. "No entiend
perdón, Sofía. Él te a
cho tiempo, una sonrisa genuina, aunque pequeña, se dibujó en mi rostro. "No me i
i estudio, que daba a un peq
casada,
tro lado de la l
que me ama por quien soy, que confía e
onde se escuchaba el ruido de la ca
y acaba de cumplir cuatro años
rro incrédulo, casi cómico. "No... no puede ser. Nadie
na vida real, lejos de sus mentiras y su toxicidad. Así que dile a Mateo, y a su distinguida fam
, el sol brillando en mi rostro. El pasado había llamado a mi pue