na voz amigable, alguien que estuviera de mi lado. Le conté t
había juicio, solo asombro y una pizca de orgullo. "¡Esa desgraciada se lo merece!
crió, quien trabajó turnos dobles como enfermera para que nunca me f
lla, está enferma" , le expliqué,
s. Sofía se la pasa presumiendo a esa niña por todos lados. Que si sus clases de piano, que
rijoles para que me durara toda la semana. Mientras ella viajaba por el mundo, yo viajaba en el metro
as de invierno, esperando el camión a las cinco de la mañana para ir a la escuela. Recordé la humillación de tener que pedir dinero prestado a mis amigos
on dificultad las escaleras de mi edificio, tratando de no rozar las paredes sucias con su abrigo
a punto de fundirse en el pasillo parecieron quitarle las palabras. Una cucarac
pregunté, bloqueando l
ición" , dijo, bajando la voz. "
de qué hablar" , respondí,
ro antes... necesito que te hagas unas pruebas. Para confirmar la comp
u clínica de ricos me hará perder un día de trabaj
ceño. "¿Qué est
Como compensación por mis gastos y el día de trabajo perdido. Un
salido otra cabeza. "¡Cien mil
a junto a mi puerta. Hizo un ruido hueco. "Como ves, te
us dedos volando sobre la pantalla. Un segundo después, mi prop
vida. Recordé todas las veces que había llorado por no tener dinero para un medicament
a transferencia pongas 'pago po
registro. Quería que todo fuera una transacción com
, le sonreí. "Perfecto. Envíame la dire
o en la pantalla. No era la felicidad lo que sentía, sino una extraña sensación de poder. Esa noche, en lugar de preocuparme por la renta, abrí una aplicación para bu